La pandemia nos trae historias asombrosas, muchas emocionantes. La de Hermann, por ejemplo, fue una de las que recorrió el mundo por su dulzura. Alentado por su cuidadora, un señor que sufría Alzheimer salía todos los días al balcón para tocar su armónica. Pensaba que los aplausos de las ocho para los sanitarios eran en realidad un agradecimiento a sus conciertos.
Hermann, de origen alemán, vecino de Vigo, se transformó en la inspiración para un cortometraje de animación. Un grupo de cineastas de Barcelona logra transportarnos al instante en que el anciano se sentía como en un gran teatro, frente a su público, en su balcón.