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“El dejó varios legados, por un lado su estilo, su forma de pensar y sentir el tango, por su capacidad improvisativa, y también creo que pudo hacerse de un estilo particular, muy contrapuntístico, con swing, con cierto vuelo poético, y eso sin hablar de su labor pedagógica enorme con todos los bandoneonistas”. Yoyo Pane reflexiona sobre su padre Julio en las vísperas del primer aniversario de su partida. Son tiempos movilizantes para él porque además el miércoles 11 a las 19 subirá al escenario del mítico Salón Marabú (Maipú 365) para presentar Legado Pane, el primer disco de la Orquesta Típica que llevaba el nombre de su padre y que finalmente vio la luz como obra póstuma.
Afortunadamente, cuenta Yoyo, su padre llegó a escuchar el disco terminado y fueron las demoras propias de la puesta en circulación de la música las que llevaron a que el disco saliera tanto tiempo después.
“La orquesta para mí es completamente novedosa porque hay demasiado contrapunto, pocos marcattos en cuatro, hay una cuestión contrapuntística de canto, y de celebrar la melodía y de escuchar las voces de los instrumentos, con los solos de bandoneones, de cuerdas, hay una riqueza de las voces interiores”, describe Yoyo, que este miércoles asumirá la dirección de la orquesta. “Él fue desarrollando su estilo con el correr de los años, de chiquito iba a escuchar a las grandes orquestas a Radio El Mundo y fue tomando de ahí lo que le parecía más interesante”, destaca Yoyo, y agrega que su padre tenía “la energía de Pedro Laurenz” junto con “la sensibilidad de Pedro Maffia”.
La música del flamante disco esperó años en un ropero. Hasta que Yoyo la encontró y fue con las transcripciones a ver a su padre. Juntos se convencieron de los méritos de esa obra y se conformó la típica con el nombre de Julio. A partir de ahí fueron meses de despertar a horarios estrambóticos para resolver arreglos y de volcarse con amor y exigencia a los rigores de la orquestación. “Lo recuerdo como la vida misma, con mucho trabajo, con mucho esfuerzo, con exigencia, porque papá era una persona exigente a la hora de los ensayos, porque quería sacar lo mejor de todos, y también con mucho cariño, con mucho aprendizaje, con mucho amor al tango. Y también lo recuerdo como si fuese ayer”.
Como se recordó en Página/12 al dar noticia de su fallecimiento, para Julio Pane lo importante era “la música bien tocada”. Y de esa dejó mucha. Acompañó entre otros a Horacio Salgán y a Ástor Piazzolla. Fue el primer bandoneón de la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires. Y cuando murió acababa de presentar un trío propio y trabajaba en una suite dedicada a Cátulo Castillo. Por eso sobre Leandro “Yoyo” Pane no hay sólo una herencia, sino un linaje: uno de sus abuelos y un tío abuelo también eran bandoneonistas. “Es una forma de sentir”, define.
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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/832512-legado-pane-mas-que-un-disco-postumo
