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Este martes, dentro de dos días, Pablo De Caro cumplirá 46 años. No hace falta que le manden regalos, ya tiene uno. Lo hizo él mismo. Es el disco que siempre había soñado. Se llama Todo sobre fantasmas y sale el 10 de junio, justo el día de su cumpleaños. Son seis canciones que alcanzan para posicionar al álbum a la altura de una carrera que abarca bandas reconocidas de las últimas décadas, como Mataplantas y Cosmo. Todo sobre fantasmas fue producido por Juan Ravioli y Lucas Herbin. Surgió de su necesidad de hacer un disco que significara un desafío para su etapa solista. “Yo venía haciendo cosas muy lo-fi en casa. Tomando mi propio espacio solista como una cosa más chiquita, menos grandilocuente. Y en este caso quise poner todo lo que siempre imaginé, soñando ir a fondo”.
Sentado una tarde de fines de mayo en un bar cerca de su casa, en Palermo, Pablo habla de Todo sobre fantasmas por primera vez. Hasta ahora no había dado entrevistas sobre estas nuevas canciones y todavía tiene algunos conceptos sin definir por completo. Piensa y analiza casi en tiempo real. Busca la mejor definición como si buscara el mejor sonido. Como si todavía estuviera en La Cocina de Beti, el estudio que Ravioli tiene cerca de Nazca y Álvarez Jonte, en Villa Santa Rita. “Hubo todo un laburo de preproducción, de armado, una selección de las canciones. Se redujo, iban a ser más. En un punto fue lo más pautado, más pensado, que yo hice alguna vez. Igual, con mucha cintura también, con espacio para ir a lo orgánico, pero sabiendo cada movimiento de lo que íbamos a hacer y seleccionando todos los momentos”.
El disco empezó a tomar forma en 2023. “Hablé con Juan, le dije que tenía ganas de retratar los instrumentos como una foto real. Yo estaba más en casa, encerrado con sintes e instrumentos pequeños, y acá quería tomar cuerpo, hacer algo más parecido a una orquesta de jazz. Como un retrato más grande, una foto más impactante. Y ver si me la bancaba en ese espacio”. Pablo convocó a Maximiliano García y a Pablo Font, que suelen acompañarlo en las presentaciones en vivo, para que aporten bajo y teclados, y se dejó guiar por Ravioli y Herbin. “Fuimos a buscar cosas, íbamos charlando. A veces me ponía un poco ansioso, pero Juan tiene una manera muy especial. Yo era como ‘Bueno, ya resolvamos esto’. Y Juan me miraba y me daba un poco de tiempo, y por ahí al rato me decía algo que era exactamente lo que había que hacer”, recuerda. Uno de los discos que marcó el rumbo de la grabación fue Into The Sun (1998), de Sean Lennon. “Hay ciertas cosas que tomamos de ahí, como la instrumentación. Influyó en algunas decisiones. Cuando no sabíamos qué hacer, íbamos ahí”, cuenta. Eso se percibe, por ejemplo, en la idea de cantar desde el comienzo del disco.
Las influencias y el método de Ravioli funcionaron. La grabación se extendió hasta marzo de este año. Pablo aprendió a esperar que los sonidos del disco llegaran en el momento oportuno y canalizó sus apuros con otros proyectos, como No cualquiera puede ser un demo, un pequeño lanzamiento hogareño de dos canciones publicado a fines de 2024. De la misma manera había publicado Vuélvete Underground, en 2020, un homenaje a la banda de Lou Reed. Siempre fue un militante de las grabaciones caseras. Es parte de su esencia desde que tuvo una portaestudio, antes de ser músico profesional, un camino que no siempre lo convenció. En especial cuando tenía encontronazos con las propuestas de las discográficas. “Generalmente no estábamos para nada de acuerdo. A Mataplantas nos odiaban porque éramos como unos delirantes. Nos decían ‘No tiene sentido lo que están pretendiendo hacer’. Eran muchas discusiones, fricciones. Así nos echaron de todos lados. Me acuerdo de una vez que nos dijeron ‘Si no vienen a buscar los discos se los prendemos fuego’ (risas). Tuvimos que ir a comprar como 600 copias que estaban en un depósito”, cuenta. “Siempre hay un debate que me pasa cada vez menos, por suerte, sobre el ‘Hay que hacer’. Por ejemplo, tenés que poner tu cara en Instagram. Y en un punto decís bueno, a mí nunca me gustó que me sacaran fotos. Justamente, ser artista de rock era odiar eso. Y hoy te dicen ‘No, pero es el camino. Es el único camino’. Es una locura, no puede ser”.
Pablo también ha realizado música para cine. Su incursión más conocida es la de 20.000 besos, la película de su hermano Sebastián, de 2013, que primero preparó como demos solistas y luego grabó en el inicio de Cosmo, tras la separación de Mataplantas. Pablo y Sebastián forman parte de una familia de artistas que incluye a su padre, el músico y compositor Miguel De Caro, y tiene a su exponente máximo en su tío abuelo, Julio De Caro.
En Todo sobre fantasmas cada instrumento tiene su espacio. Guitarras acústicas y eléctricas, batería, teclados, piano, saxo, violín aparecen y se van. El disco nunca suena cargado en exceso. Es cálido, y “maderoso”, en palabras del propio Pablo. “Hay momentos de piano largos, hay momentos musicales que parecen largos por la cadencia que tienen o por lo que está pasando, que merece una atención”. Los estribillos, como el de “Pez gladiador” o el de “El barrio de los desafinados”, se pegan de a poco. Suenan casi frágiles. Son hojas a punto de desprenderse de sus ramas. Pablo canta contenido, como si estuviera en un living junto al resto de la banda en un show para ellos mismos. Ese ambiente sonoro es parte del clima que se vivió en el estudio, que tiene la sala y el control en el mismo espacio y permite una cercanía mayor. “Es más una cosa orgánica y eso está bueno. Era algo que estábamos buscando y el lugar fue ideal para eso”.
Para promocionar el disco, Pablo lanzó un single, “Pez gladiador”, que no está en Spotify. Sólo está en YouTube junto a imágenes de la grabación. “Me pareció que que si cortaba algunos temas le iba a quitar fuerza a otros. Y siento que se perdería un poco la identidad y la gracia del tránsito de una canción a la otra. Así que dije no, esto tiene que escucharse entero. Aunque sea que lo escuchen una vez y después que se queden con el tema que más les gusta”. Todo sobre fantasmas también tiene invitados. Entre ellos, Christine Brebes, de Me Darás Mil Hijos, en violín y El Asesino del Romance en coros. También Miguel De Caro, que se destaca con su saxo en “Animales viejos”, el último tema del disco y uno de los mejores de la lista. Un cierre magnífico para un álbum breve, de poco más de veinte minutos, que quizás se vuelva extenso porque la belleza de sus canciones provoca insistir en ellas una y otra vez.
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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/831575-todo-sobre-fantasmas-el-nuevo-disco-de-pablo-de-caro