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6/6/2025

Gonzalo Heredia y el desafío de contar historias

"Hubo un gran acopio de lecturas, la búsqueda de una voz, un encuentro con formas, estructuras y herramientas para poder narrar" señala el artista que ya escribió tres novelas y una obra teatral. 

"El prejuicio es algo con lo que siempre tendré que convivir", dice Heredia. 
"El prejuicio es algo con lo que siempre tendré que convivir", dice Heredia. 


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El actor y escritor publicó "Extranjera", su tercera novela

Gonzalo Heredia y el desafío de contar historias

"Hubo un gran acopio de lecturas, la búsqueda de una voz, un encuentro con formas, estructuras y herramientas para poder narrar" señala el artista que ya escribió tres novelas y una obra teatral. 

Gonzalo Heredia es conocido como actor de televisión, teatro y cine, pero hace un tiempo reveló una faceta que está presente desde su adolescencia: la literatura. En los últimos años Gonzalo hizo talleres de narrativa con Virginia Cosin, Hugo Correa Luna y Mariana Komiseroff, cursó la carrera de narrativa en Casa de Letras y la Maestría en Escritura Creativa de la UNTREF, y escribió tres novelas y una obra de teatro. Lumen acaba de editar su tercera novela, Extranjera, y la escritura parece ser un aspecto central en su vida. Ni bien se sienta en el café, consulta el título y el nombre de la autora de un libro que está sobre la mesa y muestra otro de literatura coreana que lleva en su riñonera. No es una pose; parece un lector con avidez honesta. Sin embargo, en algún momento de la charla dirá: "El prejuicio es algo con lo que siempre tendré que convivir".

En diálogo con Página/12, asegura: "La pulsión de escribir está desde los 14 años. Yo trabajaba con mi papá en el taller mecánico y tengo algunos textos de esa época en sobres de papel madera". Su familia no estaba ligada a la literatura y, aunque tenía el deseo de escribir, no podía concebir ese acto como parte de su vida. "A la distancia puedo decir que era necesario transitar todo un camino de lecturas para que esa voz narrativa tenue y tibia empezara a consolidarse dentro mío. Tenía que tomarme en serio este deseo de contar historias a través de la escritura", explica.

Las ficciones no son una novedad en su vida. Durante mucho tiempo se dedicó a contarlas de otra manera: encarnó personajes imaginados por otras cabezas e interpretó situaciones dramáticas, románticas, trágicas o cómicas desde la actuación. "Me considero autodidacta, entonces tuve que transitar un camino y sigo haciéndolo hasta hoy: hubo un gran acopio de lecturas, la búsqueda de una voz, un encuentro con formas, estructuras y herramientas para poder narrar".

En Extranjera Heredia compuso un canon a dos voces que abarca dos líneas temporales: por un lado, la historia de Eleonora narrada en tercera persona; por otro, la vida de su abuela Emma narrada en primera. La nieta visita a la abuela en el hospital porque está en coma; mientras tanto, lucha con el alcoholismo, la maternidad, viejos amores y una sensación permanente de extranjería que las emparenta. La voz de Emma es más onírica y recupera su infancia, las tragedias familiares, la identidad y el proceso de la inmigración siria en Argentina. Heredia dice que construir esa voz supuso, de algún modo, reponer a través de la ficción una figura que tampoco conoció: su propia abuela. "A veces ella también se pregunta si se parecerá más a ese hombre desorientado o a la mujer que ahora vive solo en su recuerdo. Como si fuera una extranjera en ese grupo que alguna vez llamó familia", escribe.

–Siempre estuviste cerca del acto de contar historias. ¿Cómo dialogan tus dos oficios y cuáles son las diferencias?

–La literatura tiene una libertad absoluta a la hora de narrar universos, crear voces y trazar distintas temporalidades. Con la actuación esa libertad no la siento porque tengo un physique du rôle que me resguarda, hay más límites y ciertos lugares a los que no puedo llegar. El hecho de tener cierta gimnasia a partir de la lectura de guiones y obras de teatro, de haber desarrollado el oído para estar atento a las voces o a la forma de hablar de un personaje, me permite darme cuenta si hay una obra o un texto narrativo.

Construcción de la mentira (2018), su primera novela, partió de esta imagen: un actor parado sobre el escenario intentando ser verosímil, desesperado por demostrar su honestidad. Su segunda novela, El punto de no retorno (2021), se gestó a partir de una escena que ocurrió en su casa: una pareja de amigos quería contar una anécdota pero se pisaban y se contradecían porque tenían diferentes versiones sobre el mismo episodio. Heredia también escribió la pieza Cómo provocar un incendio (2023) y actualmente está trabajando en la adaptación teatral del film Coherencia (James Ward Byrkit, 2013). Cada trabajo presentó sus desafíos y el autor los define como "diferentes formas de narrar".

–Extranjera plantea una pregunta por el linaje y la herencia. Hay algo que pasa de una generación a otra y se parece bastante a una maldición. ¿Cómo pensás eso?

–Creo que las familias podrían llegar a ser algún tipo de maldición. Cuanto más querés alejarte de eso, más te acercás. En Extranjera hay un doble juego. Por un lado, contar la historia de un linaje familiar con algunos elementos del mío; por otro, construir una ficción para contar algo que yo quiero contar. La gran pregunta de esta novela es si uno puede correrse de lo heredado o si estamos condenados a repetir de generación en generación las mismas historias con diferentes elementos. Yo me hago esta pregunta en mi vida: soy padre y también hijo, estoy en ese tránsito. Quizás no aprendí a ser hijo, no sé qué tipo de hijo soy; a la vez, empiezo a ser padre y no tengo respuestas para todo. Hay algo de esa intersección que es muy interesante. Mi generación está rompiendo con el tabú de la no comunicación y está criando a una generación hipercomunicada.

–Al inicio del proceso estas voces eran masculinas y se transformaron en femeninas. ¿Cómo fue ese pasaje y qué desafíos supuso?

–Al principio uno narra desde uno, el punto de vista es más cercano. Pero me aburría mucho que otra vez hubiera una primera persona masculina, no era interesante y no quería que ese yo narrador entorpeciera la historia. Me resultaba más atractivo construir personajes. A través de la relectura apareció la necesidad de crear dos temporalidades. Lo primero en lo que pienso a la hora de escribir es en la forma, para mí eso es muy importante. En este caso hay algo de espejo roto o deformado, una historia que refleja la otra. Además, la novela habla de la idiosincrasia árabe y es una comunidad en donde la voz de la mujer siempre estuvo muy relegada.

"La escritura era como una marca que no se borraba, una pulsión que había entrado por sus dedos y se le había metido en su sangre", recuerda Emma. Los textos de Heredia suelen abordar el acto de escritura. Sobre ese aspecto, dice: "En mis novelas siempre aparece la persona que escribe. Creo que acá se profundiza más el tema de la lengua. Hay una mujer que se cría en una tierra en la que desconoce la lengua y tiene que aprender a escribirla antes de saber la suya. La escritura aparece como pulsión de vida, me gustaba esto de la lengua heredada". Entre sus lecturas de referencia menciona a May Sarton (Anhelo de raíces), Agota Kristof (La analfabeta), Eudora Welty (La palabra heredada), Marguerite Duras, Clarice Lispector. "Había algo en el tono de esa intimidad femenina que me gustaba y me resultaba cómoda para narrar esta historia. En el caso de Eleonora, se trató de construir un personaje femenino roto, no estereotipado, con ganas de coger, con problemas de alcoholismo, que lucha por ser ese tipo de madre que la sociedad le demanda".

El año pasado Heredia condujo en Blender un ciclo llamado Galanes en temporada baja junto a Galia Moldavsky y su colega Esteban Lamothe (incluso protagonizaron una novela en clave paródica, Un futuro sin vos). El título alude con cierta gracia a un problema que atravesaron los actores frente a la crisis de la ficción y el audiovisual en Argentina. "La industria audiovisual venía un poco vapuleada porque había políticas que no alentaban demasiado el mercado interno, pero los últimos años fueron atroces. Había algo que quizás estaba mal planificado en el INCAA pero hay que entender que la cultura de un país es su identidad. Nosotros tenemos muchas historias para contar y, cuando se pretende acallar ciertas voces, más se consolidan esas narraciones. Yo celebro lo que está pasando con El Eternauta porque revela que hay un público huérfano y ávido de historias que nos identifiquen, de ficciones argentinas. Este es un momento muy autogestivo y la mayoría de los actores está trabajando en el teatro".

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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/831956-gonzalo-heredia-y-el-desafio-de-contar-historias