EN VIVO
La actual exhibición de María Ferrari Hardoy presenta un puñado de pinturas habitadas por seres extraños que se parten la cabeza por crear obras de arte. Son imágenes que registran la intensidad que puede generar sentarse a hacer algo, a producir, a crear hasta que las velas ardan y las pestañas se quemen. Hay cuerpos deformes y hasta montañas hechas cuerpo. Un vaivén de geografías y corporalidades que se entremezclan con hojas de papel y potenciales obras. Museo caníbal es el título de esta muestra, curada por Emmanuel Franco, que se puede visitar en la galería Pólvora. Además, la exhibición es acompañada por una publicación que reúne textos de diversos artistas y escritores como Laura Códega, Federico Rubi, Ezequiel Alemian y Laura Ojeda Bär, entre otros.
María Ferrari Hardoy nació en 1976 en la Ciudad de Buenos Aires. Su formación como artista se consolidó a través de diferentes talleres y clínicas, como la de Diana Aisenberg, Eduardo Stupía y Andrés Labaké, entre otros. Además, está cursando la carrera de artes en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Desde que comenzó a exhibir, realizó diferentes muestras en distintos lugares, como la Galería Confusión y el Centro Cultural Recoleta. También participó de salones y muestras colectivas. Por ejemplo, formó parte del Salón del Litoral (2022), el Premio Fortabat (2019) y el Salón de Tucumán (2019). Museo caníbal es su primera muestra individual en Pólvora.
El conjunto de pinturas que Ferrari Hardoy reunió para esta muestra insisten particularmente sobre dos cosas: las formas del cuerpo y el trabajo de un artista. En relación a lo primero, cada una de las telas ensaya una forma de representación de lo humano. Por momentos, hay una aparente figuración –un poco trascordada y deformada, pero figuración al fin– que permite identificar rostros, vaginas, brazos, pies. En la fantasía que se representa, el cuerpo está deformado y no hay orden para que las piezas, una vez reunidas, le devuelvan al espectador una corporalidad “normal” o altamente reconocible. Esto se puede notar en las primeras pinturas de Museo caníbal, ubicadas en una pequeña sala casi a oscuras. Luego, en la sala siguiente, esta forma de representación continúa pero de una manera más contenida. Todas las pinturas incluyen una yuxtaposición de perspectivas y la misma cosa es vista desde diversos puntos de vista al mismo tiempo. El ojo de Ferrari Hardoy es como un vidrio partido a través del cual se puede ver el mundo de manera fragmentada.
En relación a la segunda insistencia, la del trabajo de la artista, lo que se puede ver en la obra de Ferrari Hardoy es un interrogante acerca de cómo se hacen las cosas. En las imágenes reunidas en la segunda sala de la muestra hay varias obras que muestran a estos cuerpos deformes ensayando diferentes obras. Los bocetos se apilan y las hojas que los contienen se arrugan y se revolean por el aire. En la pintura “Ensayos del yo” se ve un cuerpo arrodillado en el suelo, dibujando sin parar. Es curiosa esa posición para trabajar; la pintura no muestra a un artista bohemio, ni tampoco a una fashion pintora en su taller –al mejor estilo María José, aquel personaje icónico de Juana y sus hermanas–, sino un cuerpo desesperado por producir y por encontrar una forma acabada. Esta obra es el retrato de un proceso, una pintura que ilustra un proceso de creación marcado por la obsesión y la insistencia, pero también por la duda y la indecisión: nada parece suficiente para ese cuerpo tirado en el suelo, no parecería encontrar en esas hojas desparramadas la imagen final –si es que acaso existe–, la obra ya acabada. Parte del trabajo del artista tiene que ver con las obsesiones, con construir una gramática que luego vuelva reconocible su trabajo, pero el camino para conseguir eso no necesariamente tenga que ver con estar tranquila, quieta y meditativa. Las obras de Ferrari Hardoy parecen señalar que esa búsqueda es una experiencia intensa y caótica en la que se pueden dejar hasta parte del cuerpo en esos intentos, tal como reflejan las pinturas que incluyen hojas abolladas y fragmentos de rostros.
Unos años atrás, la escritora y actriz Camila Sosa Villada dio una entrevista en la cual se refirió a la manera en la que se percibía hoy en día a la identidad. “Yo siento que la identidad más que ser un perfil de una persona, una punta de la persona, termina siendo una piedra con la que cargan encima”, dijo en aquel reportaje para el ciclo Caja Negra. Lo que advirtió en aquella oportunidad Sosa Villada, con elegancia e inteligencia, fue la principal consecuencia de conseguir, finalmente, una gramática propia, una forma de estar en el mundo altamente reconocida y, peligrosamente, fija. Un señalamiento similar es el que hacen las pinturas de Ferrari Hardoy, en tanto que solo muestran una búsqueda permanente, la prueba infinita de algo por venir, más nunca el idioma terminado, ni la identidad constituida. Por un lado, esto representa pura potencialidad: todo está por verse, mañana es mejor. Por otro lado, la búsqueda permanente es caótica y para los ojos de los otros –llámese espectadores, coleccionistas, galeristas, lo que sea– presentar una identidad fija, una piedra como diría Sosa Villada, parecería ser un mérito. Dicho en pocas palabras: cómo pertenecer a una conversación y cómo insertarse en el campo del arte con una producción que priorice el ensayo, la prueba y el error, antes que algo inmutable y fijo. Un museo, entonces, se vuelve caníbal en el momento que guarda en su acervo, entre sus paredes, una obra para siempre. Es ahí, en el instante que una obra tiene número de inventario, que queda fija para siempre y pasa a ser lo que ese museo caníbal quiera que sea; la obra es puesta al servicio de otra cosa y la frescura de la prueba, del ensayo, del boceto, se diluye con la velocidad de un sobrecito de Alikal adentro de un vaso de agua una mañana con resaca.
Museo caníbal se puede visitar de lunes a viernes de 14 a 20, y los sábados de 15 a 19, en Pólvora, Venezuela 720. Hasta el 21 de junio. Gratis.
Conocé todas las opciones del contenido que podés recibir en tu correo. Noticias, cultura, ciencia, economía, diversidad, lifestyle y mucho más, con la calidad de información del Grupo Octubre, el motor cultural de América Latina.
Este es un contenido original realizado por nuestra redacción. Sabemos que valorás la información rigurosa, con una mirada que va más allá de los datos y del bombardeo cotidiano.
Hace 37 años Página|12 asumió un compromiso con el periodismo, lo sostiene y cuenta con vos para renovarlo cada día.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/825927-museo-canibal-la-primera-muestra-individual-de-maria-ferrari