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24/4/2025

Bailes y sacrificios en Casa Teatro Estudio

Bernardita Epelbaum (Maldito desierto), Nico Goldschmidt (Primalión), Valentino Grizzuti (Casual de Noche), Tato Flores Cárdenas (No hay banda y La fuerza de la gravedad) y Laura Nevole (Las cargas) hablan sobre sus puestas.

Casual de noche, sábados a las 23 | Foto: Prensa
Casual de noche, sábados a las 23 | Foto: Prensa


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La particular sala de Almagro tiene media docena de obras notables en cartel

Bailes y sacrificios en Casa Teatro Estudio

Bernardita Epelbaum (Maldito desierto), Nico Goldschmidt (Primalión), Valentino Grizzuti (Casual de Noche), Tato Flores Cárdenas (No hay banda y La fuerza de la gravedad) y Laura Nevole (Las cargas) hablan sobre sus puestas.

¿Qué puede entrar en una cajita de madera? ¿Qué posibilidades de crecimiento tiene una historia que, en lugar de proyectarse por lo prístino de una pared blanca, se filtra por sus vetas? La calidez material no condiciona las obras que engendra Casa Teatro Estudio: hay fuego sí, pero también hay dolor y sueños tenebrosos. Bailes y sacrificios. Ese contraste es tan sólo uno de los encantos que ofrece este espacio creado por Martín Flores Cárdenas junto a su pareja, el escenógrafo brasieño Ruslan Alastair Silva.

En Guardia Vieja 4257, Almagro, hay una ventana de persiana americana y un fluorescente rosa colgante que no anticipa nada de lo que se encuentra al entrar. Su programación reúne a notables orfebres de la dramaturgia, juntos en este encuentro. Son Bernardita Epelbaum, directora de Maldito desierto; Nicolás Goldschmidt, de Primalión; Valentino Grizzuti por Casual de Noche; el propio Martín (Tato) con No hay banda y La fuerza de la gravedad; y Laura Nevole, actriz de Las cargas, dirigida por Christian García. Seis obras particularísimas, inespoileables y –algo no menos clave– con una complejidad tal para su traslado que al imaginarlas en otro recinto la composición se disloca. Un trabajo de cirugía molecular para estos artistas que no se amedrentan.

La habitación que oficia de espera es una cocina. Un Darth Vader sobre la heladera y las reliquias siguen: una bota texana, un perro collie de porcelana, un astronauta, playmobils sobre los cuadros. Se respira un respeto por las dimensiones y esa interacción es la que vuelve a cada puesta en escena un dispositivo único, donde lo que las iguala es ser formalmente complejas. La regla es no tener reglas, al menos no dentro de los parámetros que existen en el teatro convencional. Los tiempos de ensayo los determina el cuerpo al igual que la fecha de estreno. Los objetos que interactúan en escena estarán a merced de lo que aquella caja de resonancia disponga y, ante la asfixia que puede sentirse por la realidad, la contención de este espacio es reconfortante.

Otro desafío: la escala de esa habitación de los mil encantos. Una con espacio para 26 localidades. Entre sillas y puffs, los espectadores se ven obligados a amontonarse. El amuche es físico y auditivo: las risas, las toses o los susurros no tienen en Casa Teatro Estudio ningún modo de atenuarse. La reacción del público será una improvisación con la que los actores deben afrontarse, crear desde esa intimidad maximizada. Mientras tanto, hablan. Nico llegó acá por las clases que daba con Berni. Laura estaba dentro de la versión teatral de Lucía Seles (en la que Tato intervino) y Valentino apareció como espectador y quedó sorprendido a tal punto que volvió con banda: la de su colectivo de dramaturgia, Compañía Labrusca.

Luego de algunas experiencias en el teatro oficial, Tato Flores Cárdenas quiso replantearse su camino y, ante la disconformidad producto de la producción que obliga a tener el teatro comercial, entendió que había que construir lo propio desde el deseo. Y una vez más: con la obra en el cuerpo. Siempre indagó para su lógica propia y no hacer las cosas de tal modo "porque así se hacen". Su filosofía es "que no nos piensen, pensarnos" y actuar en consecuencia de eso, tomar decisiones ni nuevas ni tan locas: propias. Es allí, en esa dinámica que rompe la ortodoxia de agenda de los teatros tradicionales, donde se mantiene el erotismo, precisa. Tato vive acá, arriba. Así como quien da vueltas en la cama sin poder dormirse y repta en busca de algo dulce, si se desvela tiene la sala a mano. Puede construir en la ventaja de la noche. Puede probar sin que nadie lo mire. Puede actuar la mejor escena del mundo en secreto. Para crear cuando tiene ganas y no porque lo necesite.

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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/820816-bailes-y-sacrificios-en-casa-teatro-estudio