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Dos años luego de su estreno en Buenos Aires, Hermanos Gutiérrez vuelve a subirse este sábado a un escenario local. Aunque esta vez lo hará en una sala más grande, C Art Media (Av. Corrientes 6271, a las 20), lo que refleja su vertiginoso crecimiento en tan poco tiempo. Y no es sólo acá sino en el resto del mundo, por lo que el grupo de Alejandro y Estevan se convirtió en un fenómeno único en la música internacional. Ni siquiera el dúo suizo entiende muy bien lo que pasó, ni cómo sucedió. “Desde que nos entendemos como banda, hace ocho años, hacemos lo mismo”, explica Estevan, al otro lado del zoom. “Quizás esa simplicidad es lo que les gusta a nuestros fans. No tratamos de hacer un show monumental ni de agregar grandes efectos. La gente va por la música y por los sentimientos, supongo que por eso es que tenemos ese éxito”.
Lo cierto es que esa visibilidad y masividad coinciden con la aparición de sus dos últimos álbumes (de un total de seis publicados), ambos producidos por Dan Auerbach, cantante y guitarrista del grupo The Black Keys. Tras la salida de El bueno y el malo, en 2022, el año pasado la dupla puso a circular Sonido cósmico, trabajo consagratorio en el que el vuelven a hurgar en el spaghetti western y en el legado del creador de esta impronta, Ennio Morricone. “En El bueno y el malo lo que queríamos contar es que todos nosotros tenemos algo bueno y malo, y esa lucha es lo que define a tu personalidad. Las partes oscuras tienen que estar ahí para el juego”, dice Estevan. “Con Dan aprendimos muchísimo, sobre todo en el trabajo de estudio, y eso permitió llevar nuestro sonido del desierto hacia el universo”.
Alejandro y Estevan atienden a esta entrevista por zoom desde Quito, donde ofrecieron un recital. De hecho, su madre es originaria de General Villamil (conocida igualmente como Playas), ciudad ubicada a poco más de 500 kilómetros de la capital de Ecuador. Es por eso que la música y la cultura de ese lado de la familia pesan tanto en su propuesta que cultivan. “Cuando aterricé, se me salieron las lágrimas”, afirma Alejandro. “La última vez que estuve aquí fue hace 12 años y fue muy emocionante regresar. Me despertó todos los recuerdos de mis abuelos y de los tiempos que pasamos aquí. Te hace acordarte de tus raíces”. Junto con Helado Negro, álter ego de Roberto Carlos Lange, icono del indie norteamericano, también de ascendencia ecuatoriana, los Gutiérrez ayudaron a visibilizar el acervo de su país.
-La elección del apellido materno para darle nombre al proyecto alude a la influencia que ella tuvo en su música.
Estevan Gutiérrez: -Cuando armamos la banda, el nombre cayó en 10 segundos. Somos hermanos y, como bien dices, toda la influencia de Latinoamérica viene de nuestra mamá. La otra influencia del nombre parte de una orquesta de salsa, Los Hermanos Lebron (de origen nuyorriqueño), que son cinco. Para nosotros estaba buena la idea de hacer una banda conformada por hermanos.
Alejandro Gutiérrez: -Es un orgullo poder mostrar la calidad y profundidad del arte ecuatoriano. Justo ayer estuvimos en el museo de Guayasamin, que es otra inspiración grande para nosotros. Poder compartir ese arte y el aprecio por la cultura andina, creo que siempre va a ser lo más importante. O al menos yo lo siento así.
-¿Y a qué se debió esa elección?
E.G.: -Vivimos en Zurich, y nuestros viajes para visitar a la familia nos mostraron ese otro mundo que existía y el aprecio por esa cultura diferente. Sin embargo, lo que vivimos es un fenómeno raro porque nos sentimos medio perdidos: no somos parte ni de una ni de otra cultura. Le tenemos un cariño especial al mundo latino, a esa ternura y manera de expresarse y de mostrar el amor, que es muy distinta a la suiza. No quiero juzgar, pero es diferente. Por eso en nuestra música viven los ritmos latinos.
En efecto, en su música conviven los ritmos latinos, pero a partir de una propuesta netamente instrumental, confeccionada gracias a guitarra, lap steel y percusión. Desde ese minimlismo, recrean paisajes estéticos, sonoros y visuales que ubican al oyente en la estepa altiplánica y al mismo tiempo en el Desierto de Sonora. Eso invita a recordar el ensayo La raza cósmica, del filósofo y académico mexicano José Vasconcelos, aún vigente, por más que hayan pasado exactamente 100 años de su publicación. “Somos una alternativa a todo lo demás”, se enorgullece Estevan. “Existe una sensación de libertad que para mí siempre ha sido algo muy ligero. Cada uno puede poner su propia cosa, sus sentimientos, y los puede escuchar en momentos muy personales, sin necesidad de que impongamos algo”.
-Imaginate si cantaran…
E.G.: -Quizá la gente no está acostumbrada a escuchar música instrumental, aunque es algo súper histórico. La música clásica es instrumental, pero siento que quizá la gente está más abierta a sentirse parte de la canción, sobre todo porque no hay letras. La música instrumental te hace volar a lugares como los grandes clásicos del cine, a lugares como las composiciones de Gustavo Santaolalla.
-¿Llegaron a conocerlo?
A.G.: -Vino a vernos a un show en Los Angeles y, como ambos somos amigos de (la banda argentina Los Espíritus, nos conocimos. Tras charlar con él comprobamos que es un chamán de la música. Ojalá podamos colaborar en un futuro con él porque le tenemos un aprecio increíble.
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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/815828-hermanos-gutierrez-la-musica-instrumental-te-hace-volar