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Según la cultura Walmatjarri del noroeste australiano existen dos tipos de oído. El oído del cuerpo, que escucha lo que dicen las palabras, y el oído del espíritu, que escucha lo que dice la naturaleza. Kankawa Nagarra, líder de esa comunidad, quiere llegar a los dos. Ochenta y un años de edad, reina honorífica del Delta Bandaral Ngadu, maestra de escuela primaria, activista ambiental y amante del country y el rock que escuchaba de chica en la radio mientras era obligada a trabajar la misma tierra que fue robada a su familia, a fines del año pasado ganó el Australian Music Prize por sobre nominados de peso pesado como Nick Cave, Amyl & The Sniffers o los Dirty Three. Todo a partir de su último disco, Wirlmani, un registro intimista de blues de raíz y sonidos naturales que es a su vez un llamado a la conciencia grabado al aire libre en las cercanías de su hogar.
Ya en los primeros segundos del disco se la escucha hablando en su lengua nativa mientras de fondo la acompañan pájaros y el viento. Pero lo suyo no se trata de música para relajar. Igual que los maestros zen que dan cañazos en la cabeza a los monjes durante su meditación, a lo largo del disco Kankawa despliega su arte y su advertencia con espíritu implacable. “No llores por mama, no llores por mí/ Ahí vienen con su dinero y su codicia/ arrasando, envenenando”, canta en “Canning Basil Blues”. El rasgueo y los riffs de su guitarra acompañan con melodías justas y fuerza precisa su voz a la vez cálida y curtida de blusera, todo entre letras directas que cruzan el inglés y el walmatjarri y en las que narra historias pasadas y presentes de su pueblo. Blues originario en estado de gracia, el resultado es una obra contundente de belleza artesanal sin tiempo ni edad. "Es un disco que viene haciéndose desde hace mil años ", contó a The Guardian. "Cuidar la naturaleza es una responsabilidad, proteger la cultura es una responsabilidad. Todas estas cosas están conectadas y las convertí en el trabajo de mi vida".
También conocida como Olive Knight, su nuevo disco –producido y grabado por el músico country australiano Darren Hanlon, a quien llamó “mi hermano de sangre”– es el cuarto que graba desde 2010 y el primero sin banda y bajo su nombre original. Nacida en el desierto en un campamento nómade en 1943, su historia atraviesa los momentos más dolorosos de su pueblo en el siglo pasado. Kankawa fue parte de las Generaciones Robadas, con niños de pueblos originarios alejados a la fuerza de sus familias por el gobierno y misiones cristianas. A los ocho años la separaron de sus padres y la enviaron a trabajar en una granja tras otra durante más de diez años. Allí conoció el country y el rock que sonaban en la radio, pero el género que la inspiró a crear su propia música fue el blues, que escucharía por primera vez años más tarde a través de un músico callejero. “Me recordó inmediatamente a los sonidos repetitivos que escuchaba en mi comunidad mientras me criaba en el desierto”, contó.
Casada a fines de los sesenta con Jim Biendurry, líder de la resistencia de pueblos originarios fallecido en 1985, desde muy joven Nagarra se convirtió en referente de la lucha por su tierra. Se formó como traductora, ayudó a desarrollar diccionarios y desde entonces trabaja para crear conciencia sobre el alcoholismo y las altas tasas de suicidio dentro de las comunidades aborígenes. Esa tragedia alcanzó a uno de sus nietos, que se quitó la vida tres años atrás. Hoy lleva adelante talleres de escritura de canciones en prisiones y trabaja tres veces por semana en una escuela primaria de su comunidad. Todo a la par de su camino como cantautora, que arrancó recién a los cuarenta, cuando compró su primera guitarra veinte años después de haber tocado una por primera vez: “A las mujeres no se les permitía tocar nada de madera", contó. "No podíamos acercarnos a la guitarra, porque era un instrumento de hombres. Pero una noche en que mi cuñado estaba tocando un poco de country, me acerqué y le dije: 'Dame la guitarra y mostrame lo que estás tocando'. Me sentí inmediatamente cómoda, pero no tuve una hasta muchos años después”.
Poco a poco comenzó a escribir sus canciones y recorrer escenarios de su país, Europa y Estados Unidos. En 2011, durante un show en Los Ángeles, Hugh Jackman la vio por primera vez y se la llevó a Nueva York durante un año para su espectáculo musical Back on Broadway. “Tenía algunas dudas, por mi edad”, contó ella. “Hugh quería algo que reflejara Australia y por suerte para nosotros entró a un show que dimos en Los Ángeles. 'Eso es lo que quiero', dijo, y así comenzó todo”. En 2019, Jackman salió de gira por el mundo con su espectáculo y la volvió a invitar: “Es una mujer auténtica y poderosa”, comentó. “Me siento de verdad honrado de poder estar a su lado y ofrecer mis respetos tanto a ella como a su hogar”.
El premio otorgado a Kankawa se da en un contexto por demás sensible en la lucha por los derechos de los Primeros Pueblos de Australia. En octubre de 2023 se presentó a referéndum un proyecto de ley para reconocer los derechos de las culturas originarias a través de su representación en el parlamento, pero fue rechazado por un 61 por ciento de australianos que votaron en contra. “Últimamente hubo algunos reconocimientos a las personas mayores originarias, y eso me incluyó a mí”, contó Kankawa en una entrevista con la música y periodista argentina María Barrios para el sello Mississippi Records. “Se escuchan un poco más nuestras historias, pero todavía hay muchas discrepancias con la derecha que condena esos movimientos. Gran parte del pasado todavía no fue expuesto de manera correcta. Si esas historias se hubieran contado bien, no habría pasado lo que pasó con el referéndum”.
“Yeah, yeah”, repite Kankawa una y otra vez al comienzo de “Dollar Sign”, que trata sobre el cartel de una empresa minera emplazado donde estaba la casa de su abuelo. Enseguida canta: “No sé qué voy a hacer/ y preguntan por mí/ país de sangre/ río de sangre/ y preguntan por mí”. El disco cierra con “In the Sweet By and By”, una preciosa balada que dedica a su gente y su tierra. "Viniendo de la remota comunidad de Wangkatjungka, que en el pasado se mostró de manera muy negativa, la gente no suele llegar a ver los aspectos hermosos de mi hogar", contó. "Wirlmani significa ‘desapareciendo’. Es un titulo que habla de todas esas historias que se van a la tumba sin poder ser contadas. Pero también es un llamado a las nuevas generaciones para que la fuerza y dignidad de nuestro espíritu nos empuje a seguir".
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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/795213-a-los-81-anos-kankawa-nagarra-presenta-su-nuevo-disco