Cuando se supo que Selma Blair iba a ser una de las competidoras en la temporada 31 de Dancing with the Stars, los medios empezaron a prestar especial atención. La actriz viene haciendo pública su pelea con la esclerosis múltiple dese que se la descubrieron en 2018. Un documental el año pasado mostró como enfrentó con mucha valentía los tratamientos, incluyendo uno experimental con células madres.
Ahora volverá a ser visible, aclarando que sabe que esta nueva aventura que va a emprender es todo un desafío. Asegura que nunca antes bailó, ni en los casamientos. Aunque va notando que bailar se le hace menos duro que caminar y que los ensayos le relajan los nervios.
Esta temporada del ciclo televisivo que debutó en ABC en 2005, el mismo año que el Bailando de Marcelo Tinelli, estará disponible por primera vez solo en la señal Disney+, una movida entendible ahora que el streaming le empieza a ganar en rating a la TV tradicional. Entre los competidores, además de Selma, se encuentra el actor Daniel Durant, que participó de la película ganadora del Oscar Coda y que siendo sordo, tiene también una pelea personal por ganar.
Entre los otros famosos se podrá ver bailar al físico culturista y modelo Joseph Baena (hijo de Arnold Schwarzenegger y su ama de llaves), la Ángel de Charlie Cheryl Ladd y la ganadora de American Idol Jordin Sparks.
Tango, cha cha cha, foxtrot, la competencia en el ciclo es de primer nivel. Selma cuenta que en su familia, especialmente su hijo Arthur, de 11 años, no están muy seguros de que esta presión extra vaya a ser buena para ella.
“Están preocupados, yo les digo que se calmen, que van a ver como esta experiencia me va a dar felicidad”. Al menos lo va a intentar. Tomada de su bastón (uno de los muchos que se hizo hacer a medida), asegura que ése es su verdadero compañero de baile. En la pista del ballroom le toca bailar con un veterano del ciclo, el australiano Sasha Farber, que no le va a soltar la mano.
A Selma Blair la recordamos por su película de culto de 1999 Juegos sexuales (Cruel Intentions), un triángulo amoroso entre ella, Ryan Philippe y Sarah Michelle Gellar. Luego vendría una participación muy celebrada en Legalmente rubia y su heroína de comic Liz Sherman, con su icónica campera de cuero, en Hellboy y su secuela, dirigida por Guillermo del Toro.
En 2016 se la vio caracterizada como Kris Jenner, la mamá de las Kardashian, amiga íntima de la esposa asesinada de O. J. Simpson en American Crime Story: the People Vs O. J.
Estaba trabajando en dos proyectos dos años más tarde cuando debió poner en suspenso la vida que conocía para dedicarse a buscar respuestas. Además de documentar su lucha personal en Introducing, Selma Blair, un filme muy elogiado, la actriz empezó el año 2022 publicando un libro de memorias, Mean Baby.
Volvió a sorprender con su candidez al contar ahí una historia de adicción al alcohol desde muy chica y también algunos abusos sexuales, de un profesor de su colegio secundario y más tarde de algunos desconocidos que se aprovechaban de su condición de estudiante universitaria alcoholizada.
Se identifica como sobreviviente y narra como una resonancia magnética la ayudó a entender por fin de que se trataban todos esos síntomas aislados que venia sufriendo desde hacia años.
Confiesa que curiosamente la moda le ha permitido verse de nuevo atractiva y sentirse cómoda en su piel. Se la puede ver en las revistas femeninas posando con diseños de alta costura. Y Gap, la tienda en la que trabajó como empleada antes de ser famosa, la ha nombrado su ícono. Dice no preocuparle que sus imperfecciones queden capturadas para que puedan servir como ejemplo para otros. Selma considera a su enfermedad un viaje que le ha tocado en suerte y planea transitarlo con curiosidad.
POS