Identificada con la imagen de la supermodelo que cimentó a partir de los tardíos '80 y consolidó durante la década siguiente, a lo largo de los 50 años de vida que acaba de coronar con su debut en la maternidad la historia de Naomi Campbell trascendió por mucho los límites de las pasarelas.
Proyecto de bailarina, dueña desde siempre de un estilo que la posicionó en lo más alto de la industria de la moda, también dejó su huella en la música, asumió en distintas ocasiones el rol de actriz, jugó a ser conductora de TV y se convirtió en emprendedora empresarial.
Además, por supuesto, como toda personalidad mediática que se precie de tal, protagonizó unos cuantos resonantes escándalos, con detenciones y peleas incluidas; en contraste con una reconocida trayectoria en la reivindicación de derechos por la igualdad y acciones de caridad. Todo en una.
Pero, ¿cómo llegó esa nena, nacida el 22 de mayo de 1970 en un hogar del sur de Londres que su padre ya había abandonado para entonces, a ser lo que es? ¿Cuál es el camino que la llevó a ocupar, después de cinco décadas, uno de los lugares de privilegio de ese mundo en el que el paso del tiempo es más tirano que en ningún otro?
Lo cierto es que todo empezó de la mano de Bob Marley, caminando por la Gifford Street londinense, ahí nomás de la mismísima estación King Cross que aloja la Plataforma 9 3/4 harrypotteresca, que quedó inmortalizada en el videoclip de Is This Love.
Nada es casualidad, y por cierto no debe haberlo sido que la pequeña Naomi se sumara a uno de los grandes hits del músico jamaiquino, si uno tiene en cuenta que su mamá Valerie Morris también había nacido en la isla que engendró el reggae.
"Era el hombre más guapo, con una hermosa 'estructura' osea; pero a la vez tierno, de voz suave, con un fuerte acento jamaicano, del tipo que ya conocía de casa", lo describió Campbell al músico, en una columna publicada por The Guardian en 2016.
Lo cierto es que por entonces la niña proyectaba su futuro en la danza, y su ingreso, a los 13 años, en la Italia Conti Academy of Theatre Arts apuntaba a que la cosa fuera en serio; sólo que una tal Beth Boldt la cruzó en la calle y le vio condiciones para modelar.
Naomi estaba paseando con dos compañeros de colegio, enfundados en sus uniformes de Italia Conti. "Una falda escocesa azul pálido, un suéter de cuello en V azul oscuro, camisa, chaqueta, corbata", según recordó la modelo.
"De repente, una mujer se me acercó y me preguntó si había pensado en modelar. Era Beth Boldt, directora de la agencia Synchro. Mi reacción inmediata fue sorpresa y emoción. Pero cuando le dije a mi mamá, no se enganchó con la idea. Todos habíamos oído historias de horror de chicas que se acercaban, pagando enormes cantidades de dinero para que se tomaran fotos y luego no llegaban a ninguna parte. Mi madre quería que me quedara en la escuela y terminara mis exámenes", contó en la misma publicación.
Sin embargo, su deseo pudo más, y a las dos semanas de aquel encuentro la chica fue en busca de Beth, quien la reclutó para la agencia. Tres meses después, su imagen apareció en la tapa de la edición británica de Elle. Naomi tenía apenas 15, pero su vida había cambiado para siempre.
Lo que siguió fue viajar a París, adonde llegó con una gran expectativa pero con la billetera vacía, después de que le robaran todo el dinero que llevaba consigo. Pero como a veces es cierto eso de que no hay mal que por bien no venga, la traumática experiencia la puso frente a la decisión de volverse a su casa o aceptar la invitación del diseñador Azzedine Alaïa a permanecer en la suya.
Naomi se jugó por la opción B, el bueno de Azzedine llamó a mamá Valerie para avisarle dónde estaba su hija y desde entonces su cotidianidad se repartió entre el estudio y su nuevo hogar, al que regresó cada vez que le tocó viajar a la capital francesa.
Mientras tanto, se iba cruzando con gente como Tina Turner, Julian Schnabel, Grace Jones, Jerry Hall. .. En algún momento, Campbell admitió que al no haber tenido una figura paterna, seguramente buscaba esas cualidades paternales en los hombres que respeta y admira, "como Chris Blackwell, de Island Records, y Quincy Jones". Lo mismo aplicó para Azzedine, a quien llamaba papá.
A la distancia, no contrastar esa parte de su historia con su reciente decisión de subrogar un vientre para convertirse en madre resulta imposible. Pero para llegar a ese punto, a Naomi le faltaba pasar por unas cuantas experiencias. De las buenas, y de las no tanto.
De a poco y a fuerza de primeras veces, el panorama de la chica se iba ampliando. La primera modelo negra que apareció en la tapa de la Vogue británica en 21 años, la primera modelo negra en apareció en la Vogue francesa, la primera modelo negra que apareció en la edición más importante del año en la edición estadounidense de la misma revista.
Y de pronto, la carrera de Naomi parecía transitar dos caminos paralelos, uno de los cuales conectaba de manera directa con las marcas, el éxito y la exposición; y el otro, con la silenciosa pelea contra la discriminación que supuso casi cada paso que dio. La modelo estaba haciendo historia, y lo sabía.
También lo entendieron George Michael, quien la sumó junto a sus "socias" Linda Evangelista, Chsristy Turlington, Cindy Crawford y Tatjana Patitz a su videoclip de Freedom! '90, y Michael Jackson, quien la tuvo como co protagonista del de In the Closet.
Y mucho mejor lo entendió aún Madonna, quien la incluyó en su libro, por entonces escandaloso y hoy clásico y de culto, Sex, en el que la diva del pop tradujo en imágenes sus fantasías sexuales, con un fantástico tratamiento estético. Allí, Campbell , el hip hopero Big Daddy Kane y la cantante compartieron escenas de alto voltaje que potenciaron aún más la imagen de la modelo.
A esa altura, la vida de Naomi transcurría entre presidentes, princesas, otras modelos tan o más famosas que ella; Nelson Mandela, a quien conoció en 1994, diría que la consideraba su "nieta honoraria", ya había estado en pareja con el bajista de U2 Adam Clayton y en su radar ya había entrado Leonardo Di Caprio.
Claro que tanta exposición suele tener sus costos, y en el caso de la modelo, la cocaína llegó a la par. "Me estaba divirtiendo. Estaba viviendo esta vida de viajar por el mundo y que la gente te diera cualquier cosa. Y el pequeño brillo en tu cara se va yendo. .. Es una droga muy desagradable", confesaría después.
La cuestión es que después de un lustro de consumo, la chica decidió que era hora de una rehab, y allí fue. El problema es que también fueron los del Daily Mirror, que no pensaron que era una buena idea contar los problemas que estaba enfrentando Naomi, sobre todo si acompañaban el relato con una foto suya a la salida de una reunión de Narcóticos Anónimos.
A la modelo no le gustó nada que anduvieran ventilando sus debilidades por ahí, y activó una demanda contra el medio, que en primera instancia fue obligado a pagar unos 4 mil dólares, en un fallo luego anulado por un Tribunal de Apelación que resolvió que era Campbell quien debía pagar unos 400 mil de costas judiciales.
Finalmente, el fallo inicial fue reestablecido, y Naomi no debió desembolsar ni un solo paso. No le vino nada mal, teniendo en cuenta que poco antes había tenido que pagarle una suma nunca revelada a un ex empleado que la había acusado de agresión. Además, accedió a expresar su arrepentimiento y tomó clases de manejo de la ira.
Por cierto, los profes no serían demasiado buenos en lo suyo. A punto tal que en 2006 Campbell le arrojó un organizador personal de BlackBerry a su ama de llaves, quien por supuesto la denunció. Resultado: una condena a pagar los gastos médicos y otro programa de control de la ira.
Y tal vez haya sido que le tocaron los mismos docentes, porque si no, cuesta entender que un par de años después Naomi pateara y escupiera a dos agentes de policía en el aeropuerto londinense de Heathrow, y que en 2009 le pegara a un paparazzi con su bolso por sacarle fotos junto a su pareja.
Nada que la modelo no pudiera solucionar con unos 3 mil dólares, seis meses de libertad condicional y la resignación a no volver a viajar más por British Airways de por vida.
Al fin de cuentas, si todo es una cuestión de imagen, la dedicación que Campbell puso en su apoyo a acciones solidarias, en la creación de fundaciones de caridad y, sobre todo, en su activismo contra la discriminación, ponen el fiel de la balanza a su favor, y por mucho.
Y su desempeño como entrevistadora de personajes de la política como Barack y Michelle Obama, Vladimir Putin, Lula Da Silva o el venezolano Hugo Chávez la sacó del estereotipo prejuicioso con el que suele ser asociada su profesión principal.
Porque además, en 1994 Naomi se dio el gusto de grabar y publicar Baby Woman, un álbum en el que exhibe sobrados atributos para competir en las arenas del pop, a juzgar por mucho de lo que se escucha por ahí. Sólo que, por lo visto, fue debut y despedida.
Y uno pensaría que ahora es mucho más así, a la luz de su reciente maternidad, aparentemente estimulada por la experiencia de su amiga Cameron Diaz. "Es algo maravilloso que podamos ser madres cuando queramos", dijo Campbell en un encuentro que mantuvo con su colega un año atrás.
Ahora, la modelo, cuya última relación se remonta al 2018, cuando se la vinculó con el rapero Skepta, y más allá de un posible touch and go que se sospecha que tuvo con Liam Payne en el 2019. parece definitivamente orientada a disfrutar su soltería en compañía de su bebé.
"Una hermosa bendición me ha elegido para ser su madre. Es un honor tener esta alma gentil en mi vida que no hay palabras para describir el vínculo de toda la vida que ahora comparto contigo, mi ángel. No hay mayor amor", posteó este pasado martes en su cuenta de Instagram.
Y ahora, todo lo demás es historia.
E. S.