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6/3/2021

Sin límites ni fronteras

La Banda Sinfónica Nacional de Ciegos, artífice de una titánica propuesta artística que abarca a países de tres continentes

Estrena el próximo 14 de marzo Hacia el mañana, del Oratorio Ecológico El colibrí de los argentinos Gerardo Di Giusto y Luciano Bibiloni, grabado en pandemia con coros de España, Rusia, Filipinas, Francia y Singapur.

La Banda Sinfónica Nacional de Ciegos, artífice de una titánica propuesta artística que abarca a países de tres continentes
La Banda Sinfónica Nacional de Ciegos, artífice de una titánica propuesta artística que abarca a países de tres continentes



Vaya uno a saber qué pensaba Pascual Grisolía que podía pasar, con el paso del tiempo, con su idea de crear una escuela de instrumentos de vientos en el Patronato Nacional de Ciegos.


¿Será que en esos días de 1939 ya imaginaba que ocho años después, el 15 de octubre de 1947, daría su concierto inaugural como la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos que se convertía en ese mismo momento en la pionera de su especie en el mundo?

Imposible saberlo. Pero lo que seguramente no debe haber imaginado jamás ni en sus sueños más delirantes, es que alguna vez la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos iría a protagonizar el estreno mundial de un oratorio "ecológico", desde el centro de una escena en la que sería acompañada por una cumbre multinacional de coros de España, Rusia, Singapur, Filipinas y Francia.




Sin embargo, eso es lo que sucederá cuando el próximo 14 de marzo, en coincidencia con el Día Internacional de los Ríos y a través de las Redes Sociales del Ministerio de Cultura de la Nación y la Dirección Nacional de Organismos Estables, vea la luz la pieza Hacia el mañana (Tomorrow Is Today), parte final del Oratorio Ecológico El Colibrí, un proyecto artístico creado por el compositor cordobés Gerardo Di Giusto, con letra del platense Luciano Bibiloni.

El emprendimiento, impulsado por la formación orquestal que depende de la Dirección Nacional de Organismos Estables del Ministerio de Cultura de la Nación, involucra además del colectivo orquestal argentino a las agrupaciones corales Petits Chanteurs de Strasbourg - Maîtrise de l'Opéra national du Rhin, de Francia; el Coro de Niños del Colegio de Glinka St. Petersburg, de Rusia; el Coro del Teatre Principal de Palma, de España; el Choir of The School of the Arts (SOTA), de Singapur; y el Novo Concertante Manila (Filipinas), implicó una titánica tarea de maridaje artístico y logística que encabezó el dúo de artistas argentinos, ambos con residencia en Francia.

Desde la usina creativa del Oratorio, grabado desde el confinamiento en cuatro idiomas y con los audios originales grabados por los integrantes de los coros en sus casa, señalan que el proyecto es "un canto a la esperanza y a la diversidad inspirado en una leyenda amazónica, que simboliza la posibilidad de transformación a partir de la suma de voluntades y el respeto por la naturaleza, nuestro hogar común".  




Pero si bien la obra está en conexión directa con la situación que actualmente atraviesa el planeta, asediado por una pandemia que, asociada a otros fenómenos climáticos inusuales, pone en cuestión el día a día de la humanidad en relación con el medio ambiente, Bibiloni, quien se graduó en la Universidad Nacional de La Plata, en la Especialización en dirección coral y orquestal, y composición, señala que la idea se gestó antes que el coronavirus pusiera en cuarentena al mundo, y encajó a la perfección con la iniciativa de la Banda.

"Nuestra intención de unir arte y conciencia ecológica precede la pandemia de Covid-19. Empezamos a trabajar en El Colibrí con Gerardo ya en 2019. La pandemia cristalizó y aceleró el proyecto. Sorprendido por el confinamiento casi mundial, tomé contacto con colegas directores de coro y orquesta de todo el mundo para intercambiar sobre nuestras respectivas situaciones, problemas y soluciones. Presté particular atención a lo que colegas del lejano oriente habían vivido en anteriores pandemias, que habían pasado prácticamente inadvertidas en occidente", explica desde Francia.

Y completa: "La idea de colaborar desde el confinamiento con ensambles corales suspendidos en sus actividades, y no con cantantes aislados, llegó naturalmente. Un coro es una pequeña sociedad y quisimos hacerlas dialogar compartiendo este proyecto común. La idea de solidaridad entre naciones también fue un motor: mientras en Francia estábamos saliendo del confinamiento, en Singapur estaban entrando en un segundo confinamiento y en Argentina se endurecía el primero".




-¿Cuáles fueron los criterios de selección de los colectivos que participan en el proyecto?

Bibiloni: Los coros debían ser autónomos, entusiastas y beneficiarse con el proyecto. No tenía que ser una cooperación forzada, sino que la idea era que la convergencia fuera lo más natural posible. Las grabaciones debían realizarse durante los meses de julio y agosto, habitualmente vacaciones en el hemisferio norte y a veces poco favorable en el sur. Los coros participantes debían ser suficientemente autónomos para aprender, ensayar y grabar sus partes con una buena calidad de interpretación y técnicamente viables.

-¿Tenían ya una relación previa con los elegidos?

Bibiloni: Algunos coros pertenecían a colegas con quien estuve en contacto y a los otros coros los contacté por la primera vez, proponiendo este proyecto. Se trataba de coros de reconocida trayectoria y acostumbrados a un repertorio coral de calidad. Sin embargo, un grupo coral adicional está formado por individuos que respondieron a la propuesta hecha por Internet.

-¿Qué tan difícil es lograr una unidad discursiva en el sonido final de la obra cuando se trabaja con coros cuyas lenguas originales de sus integrantes son tan distintas?

Bibiloni: Las cualidades vocales según las lenguas nativas de los cantantes es un interés adicional de este proyecto: los rusos suenan rusos, los franceses, franceses, etc. La unidad está en parte lograda gracias a la calidad vocal de la práctica coral que desde hace décadas busca un sonido natural. Las voces sanas tienen mucho en común. Técnicamente, casi todos los cantantes se grabaron con medios similares: smartphone, computadora, tableta, etc. Algunas grabaciones individuales hubo que volverlas a hacer por problemas de calidad, pero al final, hubieron centenas de pistas que respiran y conviven con naturalidad.




Desde el plano orquestal, Di Giusto explica de qué modo el "conglomerado multinacional" condiciona el resultado final de una obra como El Colibrí, y de qué modo se manifiestan las particularidades de quienes participan en su interpretación.  

"Los signos que se inventaron en Europa para escribir y organizar los sonidos se convirtieron en los códigos más universales para escribir y leer la música. Alisando diferencias culturales, el músico que sabe leer música puede interpretar llanamente lo que está escrito y las mismas notas sonarán", señala, y hace foco en "la compleja arquitectura que forman las líneas melódicas de cada instrumento, cada voz y cada percusión" que "el compositor organiza en la partitura", de manera que en el momento en que todos los intérpretes ejecuten, el resultado de ensamble sea una sola y misma pieza musical.

"Ese compositor arquitecto, al momento de escribir, tiene en cuenta la gran serie de dificultades y adapta la obra en función. Esas dificultades pueden ser, en tiempos normales, el nivel de los músicos y cantantes, la distancia entre ellos (el timbalero que esta al fondo de la orquesta no escucha a la flauta que esta a 15m adelante) etc. ", detalla el compositor argentino, que hace hincapié en el momento actual.

"En épocas de Covid, hubo que imaginar las dificultades que encontrarían cada músico y cantante al ejecutar solito delante de su cámara, sin director y sin la energía colectiva. Hubo que escribir de tal manera que la obra contenga una energía que sea común a todo ser humano y hubo que pensar en las dificultades técnicas con la que nos encontraríamos a la hora de mezclar todos esos audios y videos distintos. Las 'particularidades' en la interpretación que mencionas en tu pregunta, creo que quedaron cubiertas por el sentimiento de habitar todos un solo y único planeta", profundiza el músico nacido en 1961, quien en 1984 eligió París como su "base de operaciones".



-¿De qué modo el mensaje define el estilo musical en torno al cual va creciendo la composición, y qué rol juegan los elementos rítmicos y armónicos en su transmisión, más allá del rol que juega la letra?

Di Giusto: Esta pieza, Hacia el mañana, que dura cuatro minutos, es una reducción de la última pieza del Oratorio Ecológico El Colibrí, cuya duración es de cuarenta y cinco minutos. La melodía principal fue deliberadamente elegida entre las tantas tradicionales que se tocan aun hoy en el rito de adoración al sol, que los pueblos autóctonos de la cordillera celebran cada año. Encontré en esa especie de Huayno lento que es el esqueleto de Hacia el Mañana, la marcha ancestral con peso profundo que apoya a la letra en el mensaje. Imaginando que la conciencia colectiva milenaria es el motor que lleva al humano por el camino de la sabiduría. Los pasajes de los solistas contrastan armónica y rítmicamente con esa gran marcha y están construidos jugando con temas que pertenecen a las piezas anteriores de El Colibrí, a modo de conclusión de la obra integral.

-La pandemia estimuló la búsqueda de nuevas maneras de trabajar para los colectivos que vieron canceladas sus actividades, entre las cuales el Zoom y el streaming se convirtieron en dos de las vedettes del momento. Teniendo en cuenta que es muy posible que estas modalidades hayan llegado para quedarse, ¿qué pros y contras tienen, para el desarrollo de la labor musical?

Bibiloni: Es un tema de debate. Muchos juzgan que la deshumanización producto de la virtualidad es hasta un riesgo para el futuro de la práctica musical y del contacto con el público. Ver en la misma pantalla Netflix, que siempre quiso ser Netflix, y un concierto que compite técnicamente con Netflix y encima abandonando el aspecto social, el aspecto ritual, la espacialización, etc. que son unos de sus grandes intereses, no es prometedor. Otros piensan que la tecnología puede ayudar a crear nuevas formas de espectáculo y de actividad creativa.




-¿Tiene alguna posición asumida?

Bibiloni: Yo pienso que las dos posiciones se apoyan en realidades y, como en muchos otros dominios, le corresponde a cada uno sacar la mayor ventaja a cada situación, por más desestabilizante que parezca. Para la etapa de aprendizaje o para el trabajo en grupos reducidos (por cuerdas, por ejemplo) los ensayos virtuales pueden ser útiles, aunque casi siempre menos que los ensayos en presencia. El problema es que las plataformas de videoconferencia tienen objetivos diferentes a las necesidades musicales: las primeras privilegian la claridad de un orador a la vez, en detrimento de la simultaneidad, mientras que la práctica musical necesita sobre todo inmediatez y sincronización. El “tiempo presente” y el tiempo real son elementos que habíamos dado por sentado y que nos han hecho cruelmente falta durante la pandemia. La virtualidad no ha logrado aún resolver satisfactoriamente este problema, o al menos no de manera generalizable. Estamos en este mismo momento desarrollando aquí el uso de un dispositivo que permite a decenas de cantantes ensayar escuchándose los unos a los otros normalmente, desde lugares remotos, pero el aspecto técnico consume aún demasiado tiempo y esfuerzo durante el ensayo. El programa que usamos, libre y gratuito, se llama Jamulus y existe una versión argentina, Sagoda.

-Finalmente, por trillada que resulte la pregunta, ante la circunstancia de una obra inspirada por el estado de situación planetario y su incierto futuro quisiera saber si creen en la música y el arte como una herramienta que ayude a cambiar conductas sociales.

Di Giusto: Es justamente porque creo en la fuerza generadora de la música y las artes que mis composiciones musicales han ido tomando el color político social que tienen hoy. La música une movimientos, inspira pensamientos comunes, baila continuamente con las modas y las tendencias de la actualidad. Las políticas y las religiones saben esto desde siempre y es por eso que siempre la temieron, la censuraron, la dirigieron y la controlaron. En manos de los poderosos, la música es el mejor útil para fabricar ignorancia. Por razones que serian muy largo de explicar aquí, yo tengo una mirada positiva hacia el momento que estamos viviendo y su futuro. Y quisiera transmitir intrínsecamente en Hacia el Mañana y en toda la obra El Colibrí ese positivismo.

En línea con su "socio creativo", Bibiloni resalta la importancia de "la experiencia musical como vector de realización personal y colectiva", y cuenta que trabaja para lograrlo "tanto con músicos amateurs, como con debutantes y con profesionales".

El director hace hincapié en la relevancia del desarrollo de las orquestas escuela infantiles y juveniles, en tanto "proyectos que han alimentado la reflexión y la acción cultural cada vez más en todo el mundo", y a la vez que refiere al modelo del sistema de orquestas venezolano posa su mirada a pocos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. "Yo muchas veces hago aquí referencia al desarrollo de la música en lugares como Chascomús y los beneficios a nivel de una ciudad", dice.

Entonces, Bibiloni plantea una mirada diferente a la que aún impone cierta tradición. "La época del gran director de orquesta, semi-dios, que logra milagros con su mirada o amedrentando a los músicos con gestos vagos de batuta, forma cada vez menos parte del imaginario colectivo de la música clásica. Muchos habrán sacado provecho de esa vieja dinámica, en detrimento de una apropiación amplia de la música académica, clásica, en la sociedad", dispara, para preguntarse: "¿Por qué una parte de la comunidad no tiene derecho a esa riqueza?"

Y la respuesta es concluyente: "La educación por intermedio de la práctica artística es un vector potente para combatir la desigualdad del acceso al arte, eco de la desigualdad en la distribución de la riqueza".

"Hacia el mañana", pieza del Oratorio Ecológico "El Colibrí" se estrena el próximo 14 el próximo 14 de marzo a través de las Redes Sociales del Ministerio de Cultura de la Nación y la Dirección Nacional de Organismos Estables



E. S.







Fuente: https://www.clarin.com/espectaculos/musica/banda-sinfonica-nacional-ciegos-artifice-titanica-propuesta-artistica-abarca-paises-continentes_0_01boUAW-2.html

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