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6/3/2021

Crítica

Piazzolla 100 años en el Teatro Colón: excelencia y emoción en el inicio del ciclo que celebra el centenario del artista

En la reapertura de la sala, la Orquesta Estable, con dirección de Luis Gorelik, tuvo un gran desempeño, potenciado por solistas invitados de la talla de Juan José Mosalini, César Angeleri y Juan Pablo Navarro.

Piazzolla 100 años en el Teatro Colón: excelencia y emoción en el inicio del ciclo que celebra el centenario del artista
Piazzolla 100 años en el Teatro Colón: excelencia y emoción en el inicio del ciclo que celebra el centenario del artista



En un clima en el que se mezclaban la emoción del regreso con la extrañeza propia de la “nueva normalidad”, sus restricciones y protocolos, y con un resultado artístico a la altura de las expectativas, anoche la Orquesta Estable del Teatro Colón dirigida por Luis Gorelik y notables solistas invitados pusieron en marcha Piazzolla 100 años, el ciclo de homenaje que la institución musical, en sociedad con la Fundación Ástor Piazzolla, dedica al compositor marplatense, en el mes del centenario de su nacimiento.


Tan importante como el hecho de que el Colón haya reabierto sus puertas al público -después de más de un año sin actividad artística- es que lo haya hecho con un ciclo dedicado a un músico argentino, cuando la creación de autores nacionales es una de las grandes deudas pendientes de las últimas gestiones de esa casa de ópera, ballet y conciertos.

El programa tuvo dos secciones, aunque ningún intervalo (parte de la nueva etiqueta de los conciertos y orientada a evitar la circulación de público). La primera estuvo dedicada a obras de compositores de diferentes generaciones y ámbitos que dieron cuenta de la herencia piazzolliana. La Obertura tanguera, del destacado compositor argentino Esteban Benzecry, fue un preludio inmejorable.




La pianista Irene Amerio y cuatro integrantes de la Orquesta Estable (Freddy Varela Montero, Sebastián Zoppi, Adrian Felizia y Stanimir Todorov) transmitieron la intimidad y la frescura del Homenaje a Ástor Piazzolla de la uruguaya Beatriz Lockhart, escrito, al igual que la pieza de Benzecry, poco tiempo después de la muerte de Piazzolla.

Ástor de pibe, bellísimo tema de Diego Schissi e interpretado aquí por el quinteto que lidera (y que completan Santiago Segret, Guillermo Rubino, Ismael Grossman y Juan Pablo Navarro), más el concurso de las cuerdas de la Estable, mostró hasta qué punto todavía hoy es posible crear discursos nuevos con el idioma inventado por Piazzolla.




El segundo bloque estuvo centrado íntegramente en la obra del homenajeado. Al enorme Juan José Mosalini le tocó desgranar el solo inicial de Tristeza de un doble A, y lo hizo en el espíritu de Piazzolla, quien decía visitar en esa página las sonoridades de los grandes bandoneonistas del pasado. Fue una interpretación profunda, perfecta y delicadamente envuelta en las cuerdas, el piano de Nicolás Guerschberg, la guitarra de César Angeleri y el contrabajo de Juan Pablo Navarro, que aportó una pulsación jazzística fascinante.

El doble concierto que Piazzolla subtituló Hommage à Liège se inicia con un solo de guitarra que pronto se transforma en dúo con el bandoneón. El pasaje fue, en las manos de Mosalini y Angeleri, una auténtica conversación de amigos que saben escucharse y comprenderse en sus palabras y sus silencios. Esa fraternidad se prolongó luego del ingreso de las cuerdas, y fue la columna vertebral de una interpretación sin altibajos. Cabe destacar, tanto aquí como en el resto del concierto, el trabajo del experimentado Luis Gorelik -posiblemente el director más versátil de nuestro medio-, en una concertación impecable.




El cierre fue con los Tres movimientos tanguísticos porteños, de ejecución desafiante (al igual que en otras obras sinfónicas de Piazzolla, la dificultad radica en recrear en un gran ensamble la sonoridad y los “yeites” de las formaciones tangueras, pero al mismo tiempo presenta desafíos propios de la escritura académica). A esto se suma una sonoridad “nueva” para la orquesta: la de la mayor distancia entre los atriles y en especial la de los instrumentos de viento encerrados en mamparas de acrílico; es fácil intuir la dificultad de adaptarse a estas condiciones.

Los músicos de la Estable sortearon esta primera prueba con gran pericia (hubo precisión en los ataques, tersura en las cuerdas y excelentes solos de las maderas), siempre bajo la mano segura de Gorelik. Por entre los barbijos se colaba en el final la expresión de satisfacción de los artistas: la meta estaba cumplida. Los músicos y el público se habían reencontrado en el Colón, y la música de Piazzolla, que es el latido de Buenos Aires, estuvo más viva que nunca.




Ficha

Calificación: Muy bueno

Orquesta Estable del Teatro Colón. Solistas Juan José Mosalini, César Angeleri, Nicolás Guerschberg, Juan Pablo Navarro, Diego Schissi Quinteto, Irene Amerio, Freddy Varela Montero, Sebastián Zoppi, Stanimir Todorov. Dirección Luis Gorelik.

Teatro Colón, viernes 5 de marzo.



E. S.







Fuente: https://www.clarin.com/espectaculos/musica/piazzolla-100-anos-teatro-colon-excelencia-emocion-inicio-ciclo-celebra-centenario-artista_0_c52A4sl4F.html

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