Ida Vitale, la escritora uruguaya, que ya había recibido numerosos reconocimientos, entre ellos, el de la FIL de Guadalajara, Octavio Paz, Alfonso Reyes y Reina Sofía, solo por nombrar algunos, ahora se alza con el Cervantes, el prestigioso premio de las letras castellanas. Suele decir que la poesía no era el género que más le gustaba y responsabiliza a una practicante que le acercó, a los 12 años, un poema de Gabriela Mistral que resultó revelador para su angustia porque no lo entendía. Entonces, se afanó para comprenderlo y así, entró para siempre al mundo de la poesía. En su homenaje, aquí van tres deliciosos poemas de Ida Vitale:
Galardonada. La poeta uruguaya Ida Vitale.
(AP Foto/Matilde Campodonico)
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]]>FortunaPor años, disfrutar del errory de su enmienda,haber podido hablar, caminar libre,no existir mutilada,no entrar o sí en iglesias,leer, oír la música querida, ser en la noche un ser como en el día. No ser casada en un negocio,medida en cabras,sufrir gobierno de parienteso legal lapidación. No desfilar ya nuncay no admitir palabrasque pongan en la sangre limaduras de hierro. Descubrir por ti mismaotro ser no previsto en el puente de la mirada. Ser humano y mujer, ni más ni menos.
Este mundoSólo acepto este mundo iluminado cierto, inconstante, mío. Sólo exalto su eterno laberinto y su segura luz, aunque se esconda. Despierta o entre sueños,su grave tierra pisoy es su paciencia en mí la que florece. Tiene un círculo sordo,limbo acaso,donde a ciegas aguardola lluvia, el fuego desencadenados. A veces su luz cambia,es el infierno; a veces, rara vez, el paraíso. Alguien podrá quizásentreabrir puertas,ver más allá promesas, sucesiones. Yo sólo en él habito,de él espero, y hay suficiente asombro. En él estoy,me quede, renaciera.
Agosto, Santa RosaUna lluvia de un día puede no acabar nunca,puede en gotas,en hojas de amarilla tristeza irnos cambiando el cielo todo, el aire,en torva inundación la luz,triste, en silencio y negra, como un mirlo mojado. Deshecha piel, deshecho cuerpo de aguadestrozándose en torre y pararrayos,me sobreviene, se me viene sobremi altura tantas veces,mojándome, mugiendo, compartiendomi ropa y mis zapatos, también mi sola lágrima tan salida de madre. Miro la tarde de hora en hora,miro de buscarle la caracon tierna proposición de acento,miro de perderle pavor, pero me da la espalda puesta ya a anochecer. Miro todo tan malo, tan acérrimo y hosco. ¡Qué fácil desalmarse,ser con muy buenos modos de piedra,quedar sola, gritando como un árbol,por cada rama temporal,muriéndome de agosto!
Fuente: http://www.clarin.com/cultura/poemas-ida-vitale-ganadora-premio-cervantes-2018_0_fEdHxZ84n.html