Quizás la ansiedad del cantante Nino Bravo por llegar a los estudios de grabación, en Madrid, donde iba a debutar como productor lo llevó a tomar demasiado rápido una peligrosa curva cerrada en una autopista, a la altura de Villarrubio, en Cuenca, y el BMW 2800 blanco derrapó, dio varias vueltas de campana para terminar virtualmente destrozado. Con él viajaban José Yueca Francés, Fernando Romero García y Miguel Diarni Valero, que sólo tuvieron contusiones.
Llevado de urgencia al hospital Santa Emilia, de monjas, en Tarancón, tuvo que ser derivado al hospital de la Ciudad Universitaria Francisco Franco (hoy, Hospital General Gregorio Marañón), en Madrid, donde a media mañana del 16 de abril de 1973, Nino Bravo murió. Tenía 28 años.
Fue una muerte que enlutó a España; el valenciano Nino Bravo encarnaba un sentir muy especial para el público español. Era un artista que se había hecho de abajo, con una carrera que iba tomando vuelo, pero que no estuvo exenta de algunos fracasos.
Su naturalidad y carisma conquistaron poco a poco a las audiencias. Era corto de palabra, pero transmitía una honestidad que llegaba al corazón. Su sincera sonrisa iluminaba a una juventud que vivía sus canciones románticas como propias. “A golpes de corazón conquistó a millones de personas en todo el mundo”, decía el monárquico diario ABC poco días después de su muerte y seguía: “Ahora quizá es cuando podemos ver más claramente la auténtica dimensión de la carrera de Nino Bravo. Nunca nos contaba historias. Ha querido dejar que la propia fuerza de los actos nos convenciera y ha tenido que ser el acto supremo el que nos haya hecho ver claro”.
Bravo tenía una voz entre la lírica y el pop, un justo equilibrio que le permitía a Nino una profundidad sentimental poco común, potenciada por un repertorio que sabía elegir para alcanzar a una audiencia deseosa de emociones. Grabó sesenta canciones, la mayoría son clásicos hoy de la música romántica entre los que sobresalen Te quiero, te quiero, Voy buscando (1969), Esa será mi casa y Perdona (1970), Mi gran amor (1971), Noelia, Mi querida mamá, Cartas amarillas, Un beso y una flor, Mi tierra y Libre (1972) y su tema póstumo América, América (1973).
Su primer éxito en 1969, casi arrollador, resultó curioso. Te quiero, te quiero fue grabado por nada menos que Lola Flores para la película Kuma Ching, pero con otra letra y luego por Carmen Sevilla y el “Niño de España”, Raphael sin que tuviesen repercusión alguna hasta que llegó la versión de Nino Bravo que alcanzó los primeros puestos de ventas. Nino -según consta en las reseñas de aquel año- le dio a la canción un tono más enérgico, más viril, menos lacrimógeno, que al público le llegó; vinieron luego otros, éxitos porque Nino tenía una fibra que encantaba a un público permeable a ese romanticismo que frente a la música de los Beatles, los Stones, el Flower Power y Hendrix parecía encapsulado en una España franquista impermeable a al rock. Cinco álbumes y 33 compilaciones señalan hasta qué punto este artista mantiene su calor en una audiencia fiel a ese gusto por la canción romántica.
Una sabia estrategia de Nino fue utilizar los festivales como plataforma de lanzamiento; participó en dos ocasiones en la selección del Festival de Eurovisión, en la primera, en 1970, con el tema Esa será mi casa, que no logró llegar a la final que ganó Julio Iglesias con Gwendolyne. En el siguiente se presentó con Pasaporte a Dublín, que alcanzó el tercer puesto En 1970, también se presentó en las III Olimpiada Mundial de la Canción, en Atenas, donde logró un meritorio cuarto puesto con El adiós y de ahí viajó a Río de Janeiro para presentarse en el V Festival de la Canción de Río de Janeiro, con Elizabeth, que ganó el argentino Piero con Pedro nadie.
Al año siguiente, en el verano de 1971, encandiló a la audiencia del Festival de Viña del Mar, en Chile, que no lo dejaba irse del escenario hasta que agotó el repertorio que tenía ensayado con la orquesta. América latina se rendía a sus pies. En abril de ese año debutó en la Argentina; se presentó en un programa especial con Argentino Ledesma, en Canal 9 y comenzó así, una relación estrecha entre el público argentino y el cantante.
En 1972 volvió a presentarse en el Festival de la Canción de Río de Janeiro donde empata con Mi tierra, el primer puesto con David Clayton-Thomas, elegido este último de manera espuria por uno de los jueces del certamen. Algunas semanas después lanzaría su álbum Mi tierra, con uno de los éxitos más rotundos de su carrera Libre, escrita por José Luis Armenteros y Pablo Herrero, del grupo Los Relámpagos, para ser interpretada por Nino. La canción contaba la historia de Peter Fechter, un joven alemán de solo 18 años, que se convirtió en la primera persona en morir al intentar cruzar el Muro de Berlín, alcanzado por los disparos de los guardias.
Luis Manuel Ferris Llopis (el nombre real de Nino Bravo) nació el 3 de agosto de 1944, en Ayelo de Malferit, Valencia. Con 16 años comenzó a trabajar en una joyería hasta llegar a ser tallador y completaba su ingreso con una labor nocturna de bodeguero en un restaurante. Su gusto por el canto estuvo presente en todo momento; a los 17 años junto con Félix Sánchez y Salvador Aranda armó Los Hispánicos, un trío muy popular en el barrio Sagunto, en Valencia y que llegó a ser finalista en el concurso radiofónico nacional Fiesta en España,Disuelto Los Hispánicos entró como cantante en Los Superson, más afines con el pop y la música romántica, donde actuó hasta que le tocó la conscripción, en 1966.
A su regreso a la vida civil había decidido ser cantante solista y se presentó en el Festival de la Canción de La Vall d’Uixó, en 1968. Este año hizo también presentaciones en el Teatro Principal de Valencia, con fuertes pérdidas económicas que debió saldar junto con su manager Miguel Siurán, que fue quien le puso Nino Bravo como nombre artístico. El rechazo de la RCA Victor no lo desalentó y en 1969, insistió con Fonogram (Polydor), con quien firma un contrato por cuatro años y debuta con el simple Como todos y Es el viento; con su segundo simple, grabado en agosto de ese año, Te quiero, te quiero, llegó el éxito.
Su disco póstumo, Nino Bravo Volumen 5, grabado entre octubre de 1972 y junio de 1973, fue lanzado el 25 de septiembre de ese año, poco más de un mes después de su muerte con temas como América, América, Cantaré y Vivir, dedicado a su esposa María Amparo Martínez Gil (con quien tuvo dos hijas, Amparo y Eva María) y alcanzó el primer puesto de ventas.
El sello discográfico ha mantenido a través de diferentes antologías discográficas el recuerdo de este querido artista; en 2007 se publicaron dos libros biográficos sobre el cantante Nino Bravo, la historia de un hombre bueno y De Manolito a Nino Bravo, que hace foco en los primeros años del artista.
Uno de los últimos homenajes importantes fue el 22 de junio de 2013, cuando se reunieron Los Superbon, cuatro décadas después de su disolución, para hacer el repertorio de cantaba un jovencísimo Nino Bravo, con José Valhondo por expreso pedido de la familia del cantante.
Unas 10.000 personas acompañaron el entierro de este artista que en poco tiempo llegó al corazón de su gente que a modo de despedida vitoreó su nombre al paso del cortejo.
La actriz Iliana Calabró fue la ganadora del primer Cantando por un sueño en 2006. Eligió como canción Libre. Aún hoy se recuerda las desafinaciones constantes, su extraña gestualidad y un curioso tic. Ella contó que al estar tan concentrada en encontrar las notas correctas del tema un ojo se le cerraba. La explicación la dio ella misma: #Tengo un ojo que se me retoba".
WD