Menú

showbizBeta

Redes

23/7/2020

Recuerdo

Adrián Ghío, el actor que agonizó 40 días tras que lo chocara un patrullero

El dramático caso ocurrió en 1991, cuando Ghío estaba en su mejor momento profesional. El país se conmovió con su muerte. Las condenas para los culpables fueron muy leves.

Adrián Ghío, el actor que agonizó 40 días tras que lo chocara un patrullero
Adrián Ghío, el actor que agonizó 40 días tras que lo chocara un patrullero



Fueron casi cuarenta días de agonía. Un torbellino de emociones invadió a los argentinos durante semanas: el deseo de verlo sobrevivir y la indignación por la negligencia policial mutó a tristeza colectiva por el desenlace, una tragedia irracional que movilizó al mismísimo Diego Armando Maradona. Esta es la corta e intensa historia del actor Adrián Ghío, una que se empezó a apagar en la madrugada del 4 de mayo de 1991.

Ese día, alrededor de las 2.30 de la mañana, Ghío volvía de una función de la obra Pareja abierta, que protagonizaba. Manejaba su Peugeot 504 por la calle Honduras, en Palermo. Cruzaba la avenida Scalabrini Ortiz cuando fue embestido de frente por un patrullero que venía a contramano y había cruzado el semáforo en rojo, con la sirena apagada. Por el fuerte impacto, el volante del auto se incrustó en su tórax, provocándole fracturas múltiples y contusión pulmonar.



Ghío ya era un actor consagrado de teatro, reconocido también en cine y televisión. Fue internado en el hospital Fernández en estado crítico. En los 39 días posteriores al choque, le extrajeron el bazo, le realizaron transfusiones, y cuando parecía que mejoraba, los médicos detectaron gérmenes en su sangre, que derivaron en una infección general y problemas respiratorios graves.

A pesar de darle batalla hasta el final, murió el 12 de junio de 1991. Tenía 44 años. Sus hijas Florencia y Carolina, y su ex mujer, la actriz Ana Ferrer, buscaron justicia durante años. Pero nunca llegó. Sólo lograron una indemnización para nada acorde a semejante pérdida.  

En esos días de comienzos de los '90, Argentina buscaba salir de otra crisis. La flamante Ley de Convertibilidad pretendía cortar con la sangría inflacionaria, pero la carne aumentaba un 8,9% en un día, acumulando un 21,9% en el mes; y Menem acusaba a sectores radicalizados de agitar protestas de jubilados en contra de una reforma previsional.

Además de abordar ese contexto político, los diarios y noticieros informaban cómo evolucionaba la salud de ese actor querido por sus colegas, comprometido con el oficio, cultivador de un perfil bajo y al que las crónicas de la época definieron como un “espíritu libre”.




Cuentan que dos días antes de morir, en uno de los últimos momentos de lucidez, Ghío pidió un pizarrón para escribir. La primera palabra que le surgió fue “vivo”. Una muestra de que nunca se rindió.

De taxista y vendedor de café a galán con prestigio

Hijo de los actores Carlos Montalbán y Lidia Rosen, Adrián parecía eludir lo que la herencia familiar le imponía. Estudió Derecho hasta cuarto año de la carrera. Pero los genes pudieron más que las leyes.

En cuanto se decidió por la actuación, se fue de la casa de sus padres y la remó desde abajo: se alojó en una pensión mientras se ganaba el mango en la calle como taxista, vendiendo café y artículos para bebés. Eso le servía para pagarse las clases con maestros como Carlos Gandolfo, Agustín Alezzo y Raúl Serrano. De paso, se recibió de profesor de inglés en la Cultural Inglesa.

Ghío se curtió en el teatro independiente. Transitó algunas obras infantiles hasta 1970, cuando se estrenó en dos obras para adultos: La gota y El cordobazo. Al año siguiente se casó con la actriz Ana María Ferrer, la misma que tras divorciarse en 1984, lo cuidaría mientras le peleaba a la muerte.

En 1972 llegó el despegue. Subió al escenario por primera vez de manera profesional con la obra Rehenes, dirigida por Agustín Alezzo. Y ganó el premio a la “revelación masculina” de ese año por su papel en la película Heroína, de Raúl de la Torre.

Indiscutido galán de melena rubia y contextura trabajada -le gustaba nadar e ir al gimnasio-, Ghío fue más que una cara bonita. Algunos de sus trabajos en teatro fueron elogiados por la crítica y la gente. Entre ellos, títulos contemporáneos como ¿Quien le teme a Virginia Woolf? (1974), Equus (1977), Un tranvía llamado deseo (1978), El zoo de cristal (1979), Fedra (1982) y Taxi (1989).

Pero todos lo recuerdan por el rol más celebrado y polémico de su carrera: el de uno de los hombres de Doña Flor y sus dos maridos en la versión teatral de 1983. Allí hacía un desnudo frontal -se tapaba con un sombrero-, y fue censurado por el gobierno de facto -en retirada-, que la consideraba como “exhibición obscena”. Estuvo un mes fuera de cartelera. Con el regreso de la democracia, volvió a las tablas y se convirtió en un éxito, en ese contexto de efervescencia creativa. Al momento del accidente, Ghío coprotagonizaba la popular Pareja abierta junto a Cecilia Rosetto, obra del contestatario Dario Fo, en el teatro Empire.

También hizo cine (filmó 18 películas) y conjugó dramas y comedias en televisión. Pero en la pantalla chica no se sentía cómodo. “Con la televisión nunca me llevé bien. Hice varias tiras como galancito, pero el nivel general, salvo honrosas excepciones, es de mediocre para abajo, y yo trato de no conceder, ahora que puedo darme el lujo de elegir”, declaró alguna vez.

El homenaje del Diez 

Diego Armando Maradona fue uno de los tantos argentinos que se conmovieron con la muerte de Ghío. Dos días después de haber anunciado su (primer) retiro del fútbol, el Diez no dudó en aceptar la convocatoria de Ana Ferrer para participar de un partido en homenaje al actor.

La idea era recaudar fondos para comprar un tomógrafo que sería destinado al hospital Fernández. Es que al no contar con ese equipamiento durante esos días de internación, Ghío fue trasladado a otras clínicas cada vez que los médicos solicitaban una tomografía, a pesar de su estado crítico.




En la mañana del sábado 3 de agosto de 1991, con menos de dos grados de temperatura, Maradona y varios famosos lograron reunir a 30 mil personas. Guillermo Francella, Diego Torres, Adrián Suar y Miguel Del Sel, entre otros, se sumaron a la movida solidaria. Hoy, la sala del Fernández donde está el tomógrafo lleva el nombre del actor.

"Que no se convierta en el show de Maradona y eso haga olvidar el objetivo. La agonía de Adrián coincidió con mi peor momento. Yo no sé si se podría haberse salvado o no, pero en el hospital no había un tomógrafo y tal vez podamos ahora salvar a otros", dijo Diego en ese entonces.




Una causa sin justicia

En abril de 1999, a casi ocho años del accidente que provocó su muerte, la Justicia civil condenó a la Policía Federal a pagar dos millones de pesos de indemnización a las hijas del actor. Pese a esto, los abogados de la familia del Ghío apelaron la medida porque consideraron que los culpables debían pagar casi cinco millones e incluir en la indemnización a Ana Ferrer, su viuda.

El juicio civil se había iniciado paralelamente con el penal, a principios de 1993. En ese entonces se había pedido una indemnización de 2.510.000 pesos. Civilmente se responsabilizaba al cabo Juan Carlos Aguerre, que manejaba el patrullero a 90 kilómetros por hora, al subinspector Fabián Salemme (bajo cuyas órdenes estaba el auto) y a la Policía Federal.

El monto se fijó tomando en cuenta el daño moral, lucro cesante -Ghío tenía 44 años, coprotagonizaba una exitosa obra teatral y había firmado contrato con el viejo Canal 9-, gastos médicos y daños materiales.




En su fallo, el juez Hugo Mario Lezama condenó a Aguerre a dos años de prisión en suspenso por “homicidio culposo”: nunca fue a la cárcel. Y determinó una indemnización que en principio -sin contar los intereses-, fue de 640 mil para Carolina, la hija menor, y de 462 mil pesos para María Florencia, que en ese entonces opinaba que el fallo era injusto.

“Esto ocurrió hace ocho años y la Policía Federal debe pagar la actualización. Mi viejo estaba bárbaro de salud, era una personalidad reconocida y tenía un futuro espectacular. Ya que no hubo cárcel para los culpables (pues el hecho fue caratulado como homicidio culposo), que paguen. De todos modos, a mí la plata no me importa. .. Nadie me va a devolver a mi padre”, sentenciaba Florencia, hoy locutora de Radio Continental y actriz.




Tras varias apelaciones, el 10 de agosto de 2001 la Sala D de la Cámara Civil redujo los montos de indemnización en un treinta por ciento: 405 mil para Carolina, 271 mil para Florencia, y la ridícula cifra de mil pesos a Ana Ferrer por “daños psicológicos”.


WD



Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/adrian-ghio--actor-agonizo-40-dias-chocara-patrullero_0_oeqUHhL8a.html