"¿Usted sabe qué hora es cuando un elefante se sienta sobre un reloj? Hora de comprar uno nuevo". De esos chistes de Héctor Larrea nos reíamos en los '80. Y alcanzaba. Si para recordar a Berugo Carámbula basta un "Hete aquí" o un "Alcoyana Alcoyana", el sonoro "plin plin plin" nos transporta hasta el "Hetitor" más televisivo. Seis para triunfar supo paralizar un país a fuerza de humor naif y preguntas y respuestas. El dueño de esa pantalla recuerda al hito como "entrañable pero berreta".
Lo berreta, lo atado con alambre, los decorados pintados a mano y los premios entregados en Australes. La simpleza nos hacía felices. No había escenografías virtuales, ni utilería importada, ni complejidad lúdica. Los ochenta nos proponen el juego de entender qué tan felices éramos sintonizando un canal a una hora determinada, a la espera de que una pareja adivinara las letras del hexágono misterioso para ganarse el teletesoro Noblex.