El 20 de marzo, como parte del “aislamiento obligatorio” por el coronavirus, el Teatro Colón se cerró. La consigna fue clara: al menos por un tiempo, no más ópera, no más Nabucco, no más Mozart, no más… ¿Qué hicieron las personas que trabajan en el principal coliseo argentino? Se pusieron a colaborar. Se arremangaron. Se solidarizaron. En fin, pusieron el cuerpo… justamente ellos, que trabajan con el cuerpo.
De un día para el otro, Martín Boschet, director ejecutivo del Colón, se convirtió en “gerente” de un centro de cuarentena.