El estúpido señor Smith salió de su casa dispuesto a ir a su trabajo, como todos los días de lunes a viernes. El impresentable señor Smith se dedicaba a escuchar música para lanzar nuevos valores en una compañía discográfica llamada Decca Records, famosa por dos razones de estirpe rockera: descubrir a los Rolling Stones y rechazar a Los Beatles. Decca nunca la tuvo muy clara, y parte de esa responsabilidad es haber dejado todo en manos del reverendo (¡biiip!) de Smith.
Lo mismo que el fulano de Ñuls que le bajó el pulgar a Messi porque se había quedado petiso, Mike Smith -ese era su nombre- también trabajaba como cazatalentos. Y a él también se le escapó la tortuga.