La carrera actoral de Gastón Cocchiarale está atravesada por la figura de Guillermo Francella: primero lo veía hipnotizado en la pantalla de su televisor 21 pulgadas de Ramos Mejía. A los 14 fue esperarlo a la puerta del teatro Astral y, emocionado y sin voz, le entregó una servilleta arrugada con un deseo pueril: "Sueño con que trabajemos juntos". Más tarde fue reidor por un día en el set de Casados con hijos. Finalmente, a los 22, elegido para la película El clan, se convirtió en su hijo. Y la "magia" continuaría. ..
El vínculo fue más allá y la historia tuvo otro capítulo superador. Meses después del estreno de El clan, Cocchiarale, sangre del sur italiano, lo llamó a Guillermo al borde de las lágrimas. Venía de un día con dos "no" consecutivos: no había sido seleccionado en el casting de Signos ni en el de El Marginal. "Mazazo", trompada a la mandíbula y al centro del ego. Hasta que Francella le regaló una lección sobre el "fracaso".