Que de noche cobran vida. Que tienen poderes mágicos. Que habitan los bosques. Que tienen un alma atrapada en las estatuitas. Que pueden proteger o perjudicar a sus dueños según el trato que reciben. Que custodian los hogares y más. Desde que se pusieron de moda como piezas de decoración (en la Argentina fueron muy populares desde el '40 hasta los años '80), los gnomos de jardín protagonizaron (y aún lo hacen) muchos relatos, cuentos y creencias, al tiempo que despertaron tanto fanatismo como sentimientos de rechazo.
En Francia, de hecho, muchos años atrás, se llegó a crear un Frente de Liberación de los Enanos de Jardín, cuya misión era secuestrarlos de las casas de sus dueños (robarlos), para liberarlos en los bosques "donde verdaderamente pertenecían". En algunas ocasiones, hasta tuvieron la inventiva de enviar a los dueños, fotos trucadas de sus enanos junto a monumentos típicos de distintos países, como si estuvieran de vacaciones. A veces, al tiempo los devolvían.
Pero más allá de las reacciones extremas, ¿cuál es su origen y por qué dicen que se mueven? La verdadera historia de los gnomos de jardín.