Ubaldo Fillol, Amadeo Carrizo, Hugo Orlando Gatti, "La pantera" de Hungría Gyula Grosics, el soviético Lev Yashin, alias "La araña negra". No hay como las historias de arqueros, de esos personajes distintivos, tierra fértil para la psicología, que eligen mirar el juego desde atrás y enfrentar el riesgo de frente. Ahí, donde "todo se ve mejor", Joaquín Berthold encontró una de sus dos vocaciones. Pero no es un clásico guardameta: eligió el hockey, donde el oficio se defiende con casco y pads. Su "armadura" , sumada a su pasión actoral, hace de este descendiente de alemanes uno de los "leones" más particulares.
Joaquin tiene teatro propio (El grito), 39 años, un pasado cinematográfico compartido hasta con el estadounidense Will Smith y un pasaje aéreo de ida y vuelta a Austria: días después de que finalice la telenovela en la que participa como Sagasti -Argentina, tierra de amor y venganza- encarará un rodaje en la región alpina de Tirol, y en Cuba, Bolivia y Suiza. No colgó los guantes: sigue siendo el dueño del arco de la Sociedad Alemana de Gimnasia, club con el que acaba de ascender.