Un país hipnotizado por una escena final de cerrajería. Un cofre, un bolillero transparente en el que rodaban las llaves, distintas combinaciones de cerraduras y -en vivo y en directo- mirar cómo funcionaba el destino. "Cada domingo renace la esperanza", se escuchaba como cortina la reivindicación del día con más suicidios. Domingos para la juventud había nacido como un programa para jubilados. Terminó captando tanto público escolar como afiliado al PAMI.
El hito duró 30 años. Como pasó con ShowMatch, antes VideoMatch, nació con un nombre y mutó. Se llamaba Domingos de mi Ciudad y era conducido por el actor Orlando Marconi, pero el producto para la tercera edad se reconvirtió y pasó a bautizarse Feliz Domingo en 1970. Fueron más de 1.500 emisiones y unos 45 mil los chicos que gozaron del premio de viajar a Bariloche. Un pequeño país pasó por el programa: se estima que más de medio millón de jóvenes pisaron el estudio.