Esta semana, la primera vez que vi la performance que acompaña a Un violador en tu camino, la más inmediata y urgente canción de protesta de los últimos años, pensé que era el fragmento de algún tema coyuntural que no podía reconocer. Antes de que se develara el origen (el grupo performático Las tesis, chilenas que igual que pasa con la clase obrera, demuestra que el feminismo también Valparaíso) pensé que podía pertenecer a la chilena-francesa Anita Tijoux. Pero no, ella está con una agenda tan inmediata como la del elocuente reclamo de las chicas, y lo acaba de condensar en Cacerolazo, sobre los días que se están viviendo en su país, hace ya más de un mes y medio.
Así las cosas, la Tijoux se despacha: “Quema, despierta renuncia Piñera/Por la alameda es nuestra la moneda/Cuchara de palos frente a tus balazos/Y al toque de queda, cacerolazo/ No son 30 pesos, son 30 años/ La constitución y los perdonazos/ Con puño y cuchara frente al aparato / Y a todo el estado, cacerolazo /Escucha vecina, aumenta la bencina /Y a la barricada dale gasolina /Con tapa con olla frente a los payasos/ Llegó la revuelta y el cacerolazo”, sobre una base generada por la percusión metálica e irregular del clamor.
En un perfil realizado por Leila Guerriero por estos días, Tijoux contó con un poco más de detalles (“mascullados”, se aclara) cuáles fueron las causas que determinaron que naciera en Lille, Francia. Se trata del exilio político de madre & padre, dos miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, perseguidos por la dictadura de Pinochet. Su madre, psicóloga, le dio el apellido. Su padre, Roberto, se suicidó cuando Anita tenía 12 años, aunque había dejado el hogar cuando su mamá quedó embarazada de ella.