Los miembros de la Asociación de Periodistas de Radio y Televisión (APTRA), esa entidad que en 60 años nunca estuvo presidida por una mujer -y que entregó el último Martín Fierro de oro a una dama en 1995-, dieron una señal de adherencia al cambio de paradigma. Y fueron incluso más a fondo. Premiaron la incorrección. A la puteadora compulsiva. A la fundadora de Negrópolis. A la antítesis de Nora Perlé.
"Era hora de que le tocara a una mujer", gritó, queja escondida, Mrs. Transgresión apenas se adueñó del gaucho. "¿Por qué no podría calificar? ¿Porque hablo de coger?", había interrogado en la semana la dueña de la matrícula 2626, la primera mujer en conseguir estatuilla dorada en la ceremonia de premiación radial exclusiva (establecida como fiesta autónoma en 2016).