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6/10/2019

Va por Netflix

Monarca, la serie mexicana que combina tequila, sangre y corrupción

Crítica de esta ficción de 10 episodios, producida por Salma Hayek. Una suerte de homenaje a la telenovela más sofisticada.

Monarca, la serie mexicana que combina tequila, sangre y corrupción
Monarca, la serie mexicana que combina tequila, sangre y corrupción



No es una narcoserie, ni estrictamente un thriller, y sería injusto encasillarla simplemente en el género telenovela mexicana de streaming. Monarca es las tres cosas a la vez. Como dentro del “vestido” de un culebrón sofisticado, la cuestión del fondo del negocio turbio del tráfico ilegal de drogas, todo eso revuelto con el suspenso y la tensión emocional. Lleva la firma –y la potencia marketinera- de la mexicana Salma Hayek en la producción y, según Forbes, es la serie actual más vista de México.

La biopic de Luis Miguel instaló un boom mexicano pop el año pasado, y La casa de las flores –su antítesis, una oda al grotesco, con Verónica Castro- fue como la heredera. Monarca viene a plantar otra vez la bandera azteca, pero rompe con lo anterior. Un drama que parte desde un producto tan nacional como el tequila y el universo de los agricultores que cosechan la bendita planta de agave, pero no profundiza en tan atrayente rubro.


Jalisco encantador, tierra de volcanes reales y metafóricos. De movida, mucha sangre garabateando la camisa de la protagonista (Irene Azuela, en la ficción Ana María Carranza). Pero la sangre no le pertenece (o en realidad es sangre de su sangre, la de su padre herido). Todo empieza con un muerto y un secreto. Estamos ante una de las familias más acaudaladas y tradicionales del país, y ante un monopolio, el del tequila y los emprendimientos hoteleros.




“No te daré un centavo por la carretera de los zapotes”, advierte Don Fausto (David Rencoret) a un capo narco en medio de su interminable finca. A los minutos ya vemos la punta de la telaraña antes de su muerte: corrupción, alianzas gubernamentales, “permisos”, pactos, hilos de una red poderosa. Alguien deberá tomar las riendas de este imperio ante el asesinato de su caudillo. Y será Ana María, una de los tres hermanos, la elegida. Detalle: ella vive en los Estados Unidos, armó su vida allá, huyó en la adolescencia de esa tribu que no es tan pura como lo muestran las revistas y se dedicó al periodismo. El regreso a su tierra puede ser reivindicatorio y triunfal. O letal.


Haciendas de ensueños, campos paradisíacos, edificios de lujo. El México más moderno y el contraste con el más conservador. En el primer capítulo, la dinámica de esa familia trae reminiscencias a la película Un paseo por las nubes, de Alfonso Arau, la atmósfera de los viñedos y los personajes que giran alrededor de un patriarca (en ese filme, Anthony Quinn). Aquí se irán abriendo subtramas -traiciones, abuso sexual, homosexualidad oculta por mantener hipócritas fachadas, bullying en la adolescencia, pobres versus ricos-. Todo está planteado para que no haya resoluciones de ningún tipo y se venga la segunda temporada.




Para el ojo más exigente acostumbrado a seleccionar cuidadosamente lo que ve entre una oferta desmedida On demand, ésta es una ficción pasatista más. Pero encuentra mejor su público si se lee como un gran homenaje al más elegante culebrón mexicano, a clásicos como Cuna de lobos, aquella historia ochentosa de una villana con un ojo tapado, que recorrió más de 40 países.

Diez capítulos y la sensación de estar frente a un producto que no escribirá la historia audiovisual mexicana, de a ratos un cliché, pero que ayuda a seguir esparciendo lo mexicano como marca, con sus luces y sus sombras y con esos avatares tercermundistas que nos son tan familiares.

Ficha

Calificación: Buena

Drama: México, 2019. Con: Irene Azuela, Osvaldo Benavides, Juan Manuel Bernal y Rosa María Bianchi. Dirección: Fernando Rovzar. Disponible en: Netflix



Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/tv/monarca-serie-mexicana-combina-tequila-sangre-corrupcion_0_VagjeIrk.html