El Ballet Nacional de España es una gran compañía en los muchos sentidos del término. Este conjunto oficial español, que visita Buenos Aires catorce años después de su última gira sudamericana, tiene cuarenta y un años de historia, un repertorio muy importante amasado a lo largo de décadas, un elenco numeroso de bailarines extraordinarios, producciones (en vestuario y escenografía) de alta calidad y un cuidado por los detalles del profesionalismo más admirable.
El programa estrenado este martes comenzó, sin embargo –una elección muy fina de su director Antonio Najarro, por cierto-, con una pieza casi íntima: Encuentro, cantiñas de Córdoba, de Mercedes Ruiz. Dos bailarines, Sara Arévalo y Eduardo Martínez, y seis músicos en una formación característicamente flamenca (guitarra, percusión, cante y palmas) recrean el ritmo de cantiñas, un palo propio de la Córdoba hispánica. Es un flamenco recreado el que expone la coreógrafa, pero está hecho con un conocimiento certero de la danza gitano-andaluza y una despojada pero preciosa concepción.
Y luego otra pieza de cámara: Ser, del propio director de la compañía, con una única bailarina deslumbrante: Inmaculada Salomón. La obra tiene dos partes: la primera, una danza española estilizada con un exquisito acompañamiento de castañuelas. La segunda, una rara transformación del clima que deriva en algo entre jazzístico y baile de show.
La primera sección del espectáculo cerró con una de las más de veinte versiones coreográficas que existen del Bolero de Ravel. El coreógrafo Rafael Aguilar estrenó esta versión en 1987 con su propia compañía y es una suerte de homenaje a la celebérrima versión de Maurice Béjart que tanto popularizó el film Los unos y los otros, de Claude Lelouch. Pero Aguilar hace algo muy personal con este Bolero entre aflamencado y estilizado, y de una gran consistencia e interés escénicos.
La segunda sección estuvo dedicada a Suite Sevilla, una obra completa del director Najarro. Esta evocación de la ciudad andaluza está compuesta por seis cuadros de muy distinto carácter y forma. Abre y cierra con dos escenas visualmente atractivas y muy bien bailadas por todo el conjunto, y hay también dos dúos menos interesantes coreográficamente: por ejemplo el cuadro Maestranza, sobre la relación erótica entre un torero y un toro que parece encarnar también la muerte, no termina de inclinarse ni por un lenguaje contemporáneo ni por una estilización de la danza española. En Puerto de Triana, todas mujeres, y en Bailaor, todos varones, Najarro se afirma en un terreno quizás más conocido, el de la danza española y su gran tradición y, nuevamente, en el bello uso de las castañuelas.
FICHA
Excelente
Ballet Nacional de España Director: Antonio Najarro En el Teatro Coliseo, M. T. de Alvear 1125.
Hasta el domingo 16 de junio en distintos horarios.
Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/ballet-nacional-espana-danza-espanola-ayer-hoy_0_aQwy1VJS6.html