El cantante y bajista Ricardo Iorio falleció a los 61 años producto de un ataque cardíaco. La noticia la confirmó su abogado, Juan Ignacio Vitalini, quien detalló que -según lo que le relató la pareja del músico- murió camino al hospital de Coronel Suárez. Vivía desde hace años en la comarca serrana.
"Fue en la ambulancia, empezó a sentirse mal en la casa, le dolía el pecho, se acostó, llamaron a la ambulancia y falleció en el camino. Cuando la señora llegó al hospital ya había fallecido. No han podido reanimarlo", detalló Vitalini a Rock & Pop. "Hasta hace un tiempo estaba bárbaro, tenía que venir a Bahía Blanca para venir a ver algunos papeles. De hecho, la señora me dijo que sólo se sintió mal, no tenía nada previo. Una locura", agregó.
Decir que Iorio fue la persona más importante del heavy metal argentino es quedarse corto. Además de ser el referente más conocido de un género que ya está muy lejos de ser popular, fue el fundador de la primera banda de heavy en la Argentina: V8, una leyenda de una época en la cual protestaban contra las "ruedas de carreta" de los "hippies pacifistas" en sus letras y hasta en los recitales que frecuentaban.
La banda fue fundada por él, junto al cantante Adrián Zamarbide, el guitarrista Osvaldo Civile y el baterista Gustavo Rowek. Tras Luchando por el metal (1983) y Un paso más en la batalla (1985), el grupo -sin los últimos dos músicos- cambiaría el estilo de sus letras, influenciados por el flamante evangelismo popular de aquellos días. Para cuando lanzaron El fin de los inicuos (1986), este nuevo perfil religioso era una parte importante de la obra.
Así fue que Iorio y Zamarbide hicieron caminos separados y comenzaron una nueva carrera musical con otras bandas fundadas por ellos mismos. El vocalista se fue a armar Logos, que sería probablemente la banda más icónica del heavy cristiano. Mientras que el fallecido salió camino a su destino, ese que le permitiría hablarle a la generación que padeció el menemismo para darle una razón para luchar: Hermética.
La banda que armó con Claudio O'Connor, Antonio Romano y Fabián Spataro, se transformó en la música de "protesta" de aquellos días. A diferencia de una generación anterior que había elegido a Silvio Rodríguez y su Ojalá en repudio al dictador Augusto Pinochet, en Hermética se jugaban otras cosas bajo la premisa de denunciar la corrupción y a una clase dominante decadente.
En los furgones de los trenes, abundaban los jóvenes con los pelos bien largos, las camperas de jean cortadas, el cuero. Esta generación había encontrado en Hermética a artistas que planteaban los mismos problemas que ellos sufrían, más allá de un mercado mundial que ofrecía a Gun's And Roses, Bon Jovi y demás figuras del circuito comercial del género.
En el famoso cuento Me van a tener que disculpar de Eduardo Sacheri, el autor hace una defensa de Diego Armando Maradona e intenta frenar el tiempo en 1986, cuando no había grieta respecto al héroe. A Iorio también le pasó algo similar, ya que si el tiempo se hubiera detenido en 1994, cuando Hermética terminó, el recuerdo de él sería uno totalmente distinto al que dejó durante los años posteriores.
No hay que confundirse, lo hecho con Almafuerte, su tercera banda, también es muy meritorio en términos musicales. Pero a Ricardo "se lo comió el personaje" que había creado y los años lo alejaron de la protesta para colocarlo del otro lado. Homofobia explícita, nacionalismo desmedido, anticomunismo grosero, antisemitismo expreso. Los últimos videos de él parecían una sombra de la persona que cantaba Olvidalo y volverá por más, ese himno contra la corrupción de los 90 que decía: "En un avión se llevó el dineral, a donde nadie sabe. Seguro de que pronto lo olvidarán, y podrá postularse otra vez".
Entre las frases más polémicas que supo pronunciar, se pueden llegar a resaltar: "Yo no soy judío, soy un argentino, un perro cristiano. Si vos no sos judío, no me vengas a cantar el 'Hava Naguila' en la fiesta judía. Y si vos sos judío, no me vengas a cantar el Himno"; "Este es el único país del mundo donde los que perdieron la guerra escribieron la historia” (en relación a Malvinas); o "Son puñado de indemnizados por desaparecidos" (al referirse a los nietos de los desaparecidos). Incluso, se autodefinió como "anti-montonero", "anti-feminista" y reivindicó en repetidas oportunidades a candidatos políticos de ultraderecha.
"Ellas, esas zurdas, saben que nunca encontraron un pater familias (padre de familia) como yo, un macho proveedor, se lo perdieron. Entonces, en su resentimiento, se dejan adoctrinar y encima cobran. No puede ser que haya criaturitas de 15 y 16 años apoyando la muerte del no nacido. ¿Nadie les clava un destornillador acá atrás, en la oreja, a estos p... malvados? ¿Es tanta la hipocresía? ¿Puede ser?", había tirado en contra del movimiento feminista.
De hecho, Iorio también llegó a decir que los mapuches reciben financiación inglesa para ocupar la Patagonia y declaró, en 2019, "ser un ferviente reconocedor de que la Tierra no es redonda, que no gira alrededor del Sol, y que la Tierra es plana e inamovible. Soy terraplanista“.
La premisa de juzgar al artista por su obra y no por los hechos se hizo inevitable en los fanáticos del género y de todas las hermosas piezas que habían salido a la luz durante su carrera musical, durante ese presente perfecto que había sido su carrera entre V8 y Hermética. Como dice Sacheri en su cuento: "ya que el tiempo cometió la estupidez de seguir transcurriendo, ya que optó por acumular un montón de presentes vulgares encima de ese presente perfecto, al menos yo debo tener la honestidad de recordarlo para toda la vida. Yo conservo el deber de la memoria".
